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PALEOGEOMORFOLÓGICA DE LA PENÍNSULA IBÉRICA,

Y LOS PRIMEROS POBLADORES

 

 

IBERIA CUNA DE LA HUMANIDAD    PRINCIPAL

     Fernando Ledesma Rubio (Geógrafo) 2005


 

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INDICE

Las glaciaciones condicionan la habitabilidad planetaria. Efectos locales en la Península Ibérica.

 

Al principio del Plioceno, se tiene una época de estabilidad orogénica que provoca la formación de sedimentos cuaternarios. La casi totalidad de la península Ibérica se encuentra emergida, formándose tres grandes cuencas sedimentarias en su interior: la del Duero, Tajo y Ebro, a donde iban a desaguar las aguas procedentes de las cordilleras que perimetran las citadas cuencas hidrográficas. Pero, como consecuencia de la retirada de la línea de costa, las aguas de los ríos rejuvenecieron sus cauces, haciendo redes hidrográficas más profundas. La erosión remontante de los ríos comenzó a actuar incidiendo sus cauces, provocando la captura de cuencas fluviales. Más allá de Amposta, a donde desaguaba el primitivo Ebro, erosionó las Sierras Catalanas llegando a capturar el gran lago interior del Ebro, lógicamente desaguando todo su vaso en el Mediterráneo. El primitivo Duero desde Porto se encajó en los granitos del zócalo Herciniano formando los Arribes del Duero, desaguando el gran lago interior del Duero hacia el océano Atlántico. El Tajo, desde Lisboa y la bahía del Tejo, encajó su cauce en los granitos, desde Vila Veha de Rodáo hasta Montfragüe, llegando a capturar el lago interior del Tajo. La desecación y desagüe de las cuencas del Duero, Tajo, Ebro y Guadalquivir se efectúan rápidamente, con una pronta evolución en la depresión del Ebro, mientras que en la del Guadalquivir las marismas que aparecen cerca de su desembocadura denotan una lenta evacuación de las aguas. Esta nueva apertura del agua de los ríos a los mares y océanos hace que se formen gargantas y valles profundos y se rejuvenezcan las cuencas fluviales en toda Iberia y resto de los continentes. Durante las glaciaciones se crean valles en forma de U, en los montes de la cordillera Cantábrica, Pirineos, Sistema Central y el macizo de Sierra Nevada. Las cimas de las cordilleras se erosionan formando agujas afiladas llamadas "horn" y en las hombreras entre valles se forman aserradas aristas. En los circos glaciares y las morrenas en su retroceso crean lagunas, lagos, “estanys” o "ibones" en los Pirineos, Sanabria en Zamora, la laguna Negra en Soria, Isoba y La Baña en León, etc. También se modelaron los valles de los Alpes, Carpatos, Himalaya, y el resto de cordilleras montañosas de la Tierra. Fenómenos de gelifracción (ruptura por hielo interno), solifluxión (capa de tierra que resbala por el agua contenida), etc., acaban de imprimir su huella sobre el modelado del terreno. Tras el continuo acarreo de materiales erosivos arrastrados por las aguas, se llena de sedimentos la depresión de las principales cuencas fluviales. En este tiempo coincide la basculación de la Península hacia el oeste, que provoca que la mayoría de los ríos desemboquen en el Atlántico, exceptuando el Ebro, sacando a la luz los materiales antiguos primarios de pizarras y granitos en Galicia, Extremadura y Portugal. Los ríos Mediterráneos hacen posibles las llanuras aluviales de la Plana, la Huerta de Valencia, Vinalopoo, el delta del Ebro, etc., su riqueza nutriente procede de la acción erosiva de estos materiales cuaternarios y minerales al sur de la península Ibérica. Es en el arco del Mediterráneo de la península es donde se manifiesta la mayor influencia en las secuencias de sedimentación más recientes, desde el Plioceno, Messiniense y Cuaternario; y donde, es más fácil hacer un seguimiento geológico de las últimas fases del solar donde vivimos. El choque de placas, la Africana e Ibérica, en el estrecho de Gibraltar y a ambos lados de su ribera se encuentra en el punto de inflexión del Arco Bético-Rifeño, integrado por las Cordilleras Béticas y el Rif norafricano, dos conjuntos montañosos de origen esencialmente alpino, escarpados y relativamente jóvenes, que imprimen a la zona un carácter agreste y un acusado grado de inestabilidad tectónica. En esta región se suceden la mayoría de seismos de nuestro entorno. Las montañas de la cadena Bético-Rifeña son la muestra del extremo occidental del cinturón alpino tethysiano -el plegamiento Alpino que se formó en el paleo océano Tethys-, que se extiende por todo el Mediterráneo que, como ya dijimos, se prolonga hasta la Cordillera del Himalaya, la costa oriental del continente asiático y América de norte a sur desde Alaska a Tierra de Fuego en las cordilleras Rocosas y los Andes. El orógeno Bético-Rifeño presenta unas características geológicas comunes y se ubica entre la corteza continental hercínica del Macizo Ibérico al Norte y la Meseta Marroquí al Sur. Los dos ramales de la cadena, están interrumpidas por el Estrecho de Gibraltar; y formando varios arcos paralelos montañosos desde Gibraltar- que bordea por el Norte y por el Sur al Mar de Alborán, que se formó al final del Neógeno hace 25 a 13 mll. A. Las cadenas montañosas Bético-Rifeñas que se localizan a ambas márgenes del estrecho de Gibraltar se originaron por la superposición de varios dominios tectónicos pre-Miocénicos. El profesor Don Miguel Durand -belga- ha sido uno de los primeros investigadores en considerar que la Cordillera Bética y la Cordillera del Rif, situadas a uno y otro lado del Mar de Alborán, no pueden entenderse separadamente, pues ambas conforman una única Cordillera que constituye junto con las montañas Kabilias argelinas y el arco de la Calabria, la terminación occidental de las cadenas alpinas peri-mediterráneas. En el área del Estrecho de Gibraltar aparece un dominio del Surco de los Flyschs, en el Subestrato del Jurásico, hay unas unidades de este dominio que aparecen representadas en las Béticas occidentales (Flyschs Gaditanos o del Campo de Gibraltar) y a lo largo del Norte de África (Flyschs Magrebíes), desde el Estrecho de Gibraltar hasta las Kabilias. Los sedimentos de estas unidades son en su mayor parte turbidíticos e indicativos de sedimentación profunda. Las profundidades máximas de estos sedimentos (aprox 4000 - 5000 m) corresponden al Cretácico inferior. La mencionada cuenca estaría entre el margen Magrebí y el Dominio de Alborán, con una prolongación subordinada entre el margen Sudibérico y el Dominio de Alborán. Del dominio de Surco de los Flyschs actualmente sólo se reconoce una parte de las unidades de su cobertera despegada.

El último piso de división del Mioceno, el piso "Messiniense", presentó problemas para su redefinición y la interpretación de sus secuencias estratigráficas salinas, calcáreas y de yeso, en la década de 1960, (E. Aguirre). Como ya se dijo, fue objeto de estudios profundos y diversos en el marco de programas de la Comisión Internacional de Estratigrafía (ICS) y del Programa Internacional de Correlación Geológica en las décadas siguientes. Aparecieron numerosos yacimientos de mamíferos fósiles en la península Ibérica y otras regiones, con importantes novedades, que presentaban diversos intercambios intercontinentales entre el norte de Marruecos y, el sur de España e Italia. A las singularidades de estas series se añade el descubrimiento reciente de homínidos fósiles con indicios de bipedia en edades comprendidas en este intervalo, que se vieron afectados por los agentes erosivos y morfológicos ocasionados por el aislamiento del Mediterráneo, descenso global del nivel del mar, acreción continental y orogenia, glaciación y la readaptación bioclimática de la cubierta vegetal.

 

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       Fernando Ledesma Rubio (Geógrafo) 2005