TARTESSOS OFICIALISTA

 

                                                     

ARIAS MONTANO Y TARTESSOS

 

  Erich K. Hartmann 2007

 

 

 
 

II. España , Felipe II y el siglo 16.

El siglo 16 lleva al mundo occidental, heredero del cristianismo, desde la vista plana del mundo limitado proclamado por el Vaticano al mundo esférico, conocido ya por los Antiguos. 1545 identifica Mercator el polo magnético y CORDES estudia en su Pharmacopeia las infecciones. La obra de Copernico fue recomendada para el estudio en Salamanca en 1514.


La tierra conocida ya no era más el centro del mundo. Cada ser se redujo a un punto en un globo dando vueltas por un astro mayor.


Amérigo Vespucci aclaró que América es un continente entre el oeste de Europa y el este de Cathay (China), Magallanes lo demostró y Mercator proyectó este mundo esférico en un plano, retomando ideas antiguas.

 

Mapa mundi de Abraham Ortelius.

 

España era el imperio, donde nunca se puso el sol, en el Lepanto se paró una vez para siempre el progreso del hasta aquí imparable dominio de los Turcos. Los Moriscos, aliados de los Otomanos perdieron su ultima bastión en Granada.

La España imperial era el centro físico del mundo. El centro del mundo espiritual se empezó a cuestionar.

La autoridad del Papa, y de su Biblia, la Vulgata estaban en declive.


Erasmo, Calvin y Lutero por un lado y los renacidos clásicos y cabalistas por el otro buscaban un Templo nuevo.
Al cronista de la orden de San Jerónimo, Fray José de Sigüenza se le acuso “de haber afirmado ... la posibilidad de ir al cielo sin ser cristiano, de lamentar el mucho tiempo perdido en los estudios de la escolástica, de poner el estudio directo y el comentario literal de la Biblia muy por encima de los libros de devoción...(Caminos de Sigüenza y Atienza, Madrid, 1976, p.204)


La idea de ir al cielo sin ser cristiano era tan revolucionaria como el re-descubrimiento del Mundo Nuevo o las leyes de Copernico.


“El humanismo renacentista halló su expresión filosófica en el paraíso terrenal de los neoplatónicos.”(Elliot, 264). “Los neoplatónicos insistieron en la piedad interior y la comunicación directa del alma con Dios (Elliot, 263).


Con el Concilio de Trento, que se clausuró en 1565, quedaron el erasmismo y el iluminismo formalmente suprimidos. El rey del siglo 16 era Felipe II, heredero del cosmopolita Carlos V. Con la Inquisición poseía Felipe II uno de los instrumentos más eficaces del medieval y llegó a identificar su poder con el de la Inquisición. Dueño de almas paganas dispersadas por todo el mundo a descubrir y descubierto y dueño de Flandes y Amberes, una de las ciudades más cosmopolitas del Viejo Mundo, se encerró la España de Felipe II en su pasado contra la fermentación religiosa y cultural del resto del mundo.


El Imperio Hispánico llegó bajo Felipe II con la victoria sobre los moriscos rebeldes, la derrota del poder otomano en Lepanto (07/10/1571) y la anexión de Portugal y su inmenso imperio colonial a su máxima expansión. El declive se hizo vislumbrar en la imposibilidad de mantener Túnez en poder español y era evidente, que la revuelta de los Países Bajos llevó a la derrota de la Invencible.


Dejamos sonar estos lugares del mundo español aun redondo, con El Escorial como su cerebro burocrático central. “La Península Ibérica con los reinos de Castilla, Aragón y Portugal, las Islas Baleares, el Rosellón y la Cerdaña en la frontera francesa, el Franco Condado, los Países Bajos, el Milanesado, Nápoles, Sicilia, Cerdeña y los presidios de Toscana, en Africa Oran, Mozalquivir, Melilla, Ceuta, Tánger, Asila, Mazagán, las Islas Canarias, Madera, Azores, Cabo Verde, territorios en el Golfo de Guinea, Islas Santo Tomé, Príncipe, Fernando Poo, Annobón y Santa Elena, Congo, Angola y Mozambique, Sofala y Zambeze. En Asia, los establecimientos portugueses del Golfo Pérsico (Ormuz), de la India, Goa, Angedivia, Canamor y Cochin, Malaca y Macao en China y en Oceania, las colonias portuguesas de las Molucas y Timor y las españolas de las Filipinas. En América, la posesión de Brasíl y el inmenso dominio hispánico desde el Estrecho de Magallanes hasta California, la Florída y las Grandes y Pequeñas Antillas.” (Bustamante, Compendio).


Felipe II, el hombre austero, con su alto sentido del deber “para con Dios y para sus súbditos”. (Elliot,265), viudo con solo 21 años(1548) estaba solo en la cumbre del poder con su hermanastro, El hijo bastardo de Carlos V, Juan de Austria (Ratisbona 1543, Namur 1578), hasta que éste héroe de Granada y Lepanto murió con 33 años abandonado en una Flandes ya abandonada y dejada por el Duque de Alba y Don Luis de Requesens.


Felipe II sospechaba, que su hermanastro se proclamará Rey de Flandes e Inglaterra. Felipe II, teniendo al monarca cosmopolita Carlos V como padre dominante pero casi siempre ausente, encerró su primogénito Carlos (1545-1568) “para el servicio de Nuestro Señor y para el bien público” por enfermedad mental ya que este preparaba su marcha a Flandes, para acaudillar el movimiento nacionalista flamenco. Aprisionado en El Escorial murió el Príncipe Carlos quien has sido educado en Alcalá junto con Juan de Austria aun diez años más joven que este de la “deficiencia de su régimen alimenticio.”


“El Rey debía trabajar para su pueblo que le había sido encomendado, .., ya que la esencia del buen gobierno residía en el hecho de que fuese un gobierno JUSTO en el que el Rey recompensase al bueno y castigase al malvado (Elliot,269) 1556 abdicó Carlos V, el tercero de España y pasa el poder sobre España a Felipe II.


Con Felipe II.  se sustituyó el estilo del gobierno improvisador y conquistador de Carlos V, que vivió su fracaso imperial en la bancarrota y la humilde huida de Innsbruck (Austria) a Villach (1552) por el imperio del papel y convirtió a Felipe II en el secretario, quien más papel gastaba, con todos sus funcionarios, agentes y espías.


Solo la Inquisición contaba con 20.000 familiares dispersados por el territorio español. Con los Musulmanes y los Protestantes como amenazas exteriores, estaba el tercer frente en el interior abierto, formado por conversos y moriscos. Su control creaba un clima de conformidad, desconfianza y sospechas mutuas.


Al Edicto de la Fe que animaba a la delación como cosas naturales, se sumaba el concepto de la pureza de la sangre. En 1556 obtuvo el arzobispo de Toledo, Juan Martínez Siliceo, de orígenes humildes pero de ascendencia pura, la ratificación Real para su estatuto de limpieza de sangre, que impuso al capitulo. El ortodoxo español era Castellano de fe y sangre pura. “Se reafirma el poder en manos de una reducida y cerrada clase de cristianos viejos de mentalidad tradicionalista”. (Elliot,240)


España se carcomía en rivalidades internas, entre castellanos, aragoneses, valencianos y catalanes, entre las familias principales del reino, los Alba, los Pérez, los Eboli, el caso del primado Carranza, el asesinato de Escobedo y desangraba en subidas de impuestos y en las bancarrotas en 1575 y en 1577, la suspensión de pagos a los soldados de Flandes y su sublevación con el saqueo de Amberes (29/11/1596).


En 1569 Felipe II hizo detener a los diputats y algunos nobles del principado Catalán, por su negativa a pagar el excusado, un nuevo impuesto, y por la sospecha injustificada de que estaban un paso de inclinarse hacía el Protestantismo. Un proceder contra las autonomías imposible bajo Carlos V.


Toda la plata llegada a Sevilla desde el Mundo Nuevo era poca, una cuarta parte solo, para pagar la deudas contraídos por Carlos V y Felipe II a los banqueros alemanes y mantener las frentes con los Protestantes y Inglaterra y con los Turcos en el Mediterráneo y para alentar el sueño de Felipe II, de invadir Inglaterra, casarse con María Tudór y proclamarse también Rey de Inglaterra.


Un sueño que costó caro a España y la sumergió en pobreza y un largo aislamiento del resto del continente.

  

 

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