TARTESSOS: LA IBERIA BEREBER

 
 

 

“EGIPCIOS, BEREBERES, GUANCHES Y VASCOS”,

¿está  su clave  en el euskEra?   

 

 

Luis María  MUGICA URDANGARIN

 

 

 

 

 

 

1. Aspectos lexicales del trabajo
 
Confesamos que nos somos entendidos en lengua bereber, guanche o egipcio, sabiendo que incluso en los estudiosos el conocimiento de lenguas muertas -como el guanche o el egipcio- es relativo. Esa limitación, con todo, no nos impide el levantar ciertas críticas a determinadas inscripciones, epigrafías, jeroglíficos y otros textos, cuya interpretación parece tener el euskara. Nuestras dificultades, mayormente, vienen desde aspectos del corpus lexical vasco -de tipología latino- románica , ya que tales préstamos son tardíos en nuestro idioma (algunos de la edad media, y otros posteriores), y, por consiguiente, tales elementos resultan inadecuados para interpretar con rigor jeroglíficos de más de tres o cuatro mil años de antigüedad -así como otras inscripciones, igualmente, anteriores a Cristo-.  


Nuestra crítica tiene, pues, en cuenta, el ingente acervo lexical latino-románico. Ese es, básicamente, nuestro límite científico -y no intuitivo-, ya que el conocimiento de los elementos latino-románicos del euskara entre los romanistas está suficientemente fundamentado.  


Sin duda, la estructura morfológica de la lengua vasca ( y su léxico más antiguo) no entra dentro de los límites de las lenguas indoeuropeas. En efecto, el vascuence es idioma pre-indoeuropeo, y se encuentra fuera del ámbito clasificado de las lenguas conocidas. Pero ello, no permite a nadie el pensar que el euskara sea clave de interpretación de determinadas lenguas hoy muertas –o bien aisladas- . Las teorías deben someterse, naturalmente, al baremo de las pruebas aportadas.


Por otra parte, para otorgar tal protagonismo al euskara es preciso, antes, un conocimiento o profundo de la morfología, sintaxis, fonética y, especialmente, del léxico vasco, y no cierta aproximación a su realidad. Ello significa que para desarrollar una interpretación seria de los textos a través del euskara es necesario conocer profundamente su declinación, la estructura del verbo y las leyes del vocalismo y consonantismo en fonética euskérica. Además, en nuestro ámbito vasco no se nos  puede ignorar una verdad incontestable, esto es, que más de las dos terceras partes del léxico tradicional vasco es en origen latino-románico. Por ello, en nuestro vocabulario tradicional hay préstamos latino arcaicos y otros de la edad media –esto es, voces que están en relación con el gascón, castellano, francés y aragonés entre otros-. Si no se tiene en cuenta ese factor, difícilmente se puede efectuar una lectura interpretativa verosímil de papiros egipcios y otras epigrafías y textos anteriores a Cristo.   No se puede abordar la cuestión lingüística de aquí sin tener en cuenta antes las aportaciones de romanistas sobre el léxico vasco de Schuchardt, Vinson, Meyer-Lübkke, J. Caro Baroja, Tovar, Agud, Corominas y otros. Nosotros nos valdremos, más ceñidamente, de nuestra tesis doctoral Latina eta erromanikoaren eragina euskal lexikoan (LEEE) (La influencia del latín y del románico en el léxico vasco) y de lo publicado en ASJU en el Diccionario Etimológico Vasco y de la opiniones de L. Michelena en el momento de levantar nuestras críticas a determinadas interpretaciones. Por tanto, un trabajo con tantas pretensiones necesitaría para reforzar sus afirmaciones el conocimiento de las obras citadas.

 

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