LOS DESCUBRIDORES DE EUROPA

 

RIVERO MENESES      PRINCIPAL

            Jorge Mª Ribero-Meneses

DESCUBRIMIENTO ESCRITURA

 

Antecedentes en el descubrimiento de la escritura:

 

1. Julio Cejador

 

Julio Cejador, como Marcelino Sanz de Sautuola, tuvo también su aliado y adalid en un eminente erudito catalán, P. Bosch-Gimpera. A éste me remito, pues, y a su prólogo al libro de Cejador Ibérica -I-, antes de pasar a reproducir algunas de las tesis defendidas por el lingüista aragonés:

 

Cuando terminaba la corrección de las pruebas del presente trabajo sobre las antiguas inscripciones ibéricas, pasó a mejor vida el que fue sabio Profesor de Lengua y Literatura Latinas de la Universidad de Madrid, D. Julio Cejador y Frauca, filólogo eminentísimo y de vastos conocimientos, perito a la vez en las lenguas orientales, en el griego y en el latín, así como en la filología románica, pensador de gran originalidad y de ideas personales en sumo grado.

 

Su producción copiosa, de la que buena parte se halla todavía inédita, acerca de la historia del castellano, de sus orígenes y del vasco, no sólo como lengua primitiva de España, sino como lengua en la que debían buscarse, según él, las raíces de las demás, deja una profunda huella.

 

El problema del vasco le llevó a estudiar las antiguas inscripciones ibéricas, que creyó poder descifrar a través del vascuence, después de haber hallado un nuevo sistema de lectura de los alfabetos en que están escritas y que creyó el primero de las civilizaciones históricas...

 

Sin duda los resultados de Cejador habrán de ser muy discutidos y nosotros, que no somos filólogos, no sabríamos formar una opinión acerca de este difícil problema, que viene discutiéndose desde los tiempos de Humboldt. Creemos, sin embargo, que el trabajo en que el difunto maestro puso todo su entusiasmo y que meditó y retocó cuidadosamente durante mucho tiempo, es uno de los mayores esfuerzos hechos para resolver el problema, así como también creemos que debe ser tomado en consideración y estudiado por los especialistas, sobre todo por los filólogos que se ocupan de la lengua vasca. El propio Cejador les invitaba, al terminar su obra, con la ecuanimidad propia del verdadero hombre de ciencia, a que la discutiesen serenamente.

 

De tal discusión esperamos mucha luz. ¡Desgraciadamente en ella no podrá intervenir ya Cejador, que tantas ilusiones cifraba en este trabajo que, en cierta manera, venía a darle la clave de una gran parte de su labor filológica!

 

Escuchadas las cariñosas palabras de Bosch-Gimpera, conozcamos ahora algunas de las tesis de Julio Cejador en relación con el origen del lenguaje y de la escritura:

 

Desde que se publicó la obra de Manuel de Rougé, Mémoire sur l´origine égyptienne de l´alphabet phénicien (París, 1874), se admite generalmente que el origen del alfabeto está en los jeroglíficos egipcios. Muchos comienzan ya a dudar y a mirar a las islas del Mediterráneo y aun hacia España. La cultura minoana de Creta y la ibérica de España comienzan a revelársenos como las más antiguas del Mediterráneo. Cuando al alfabeto ibérico -llamado celtibérico o de letras desconocidas y que debería llamarse español o euskérico, puesto que es el propio de los antiguos españoles o del euskera, habla primitiva de España- desde fines del siglo XVI en que se dio a conocer, no se ha podido descifrar ni una sola palabra: ha sido el mayor fracaso que se conoce en achaque de inscripciones.

 

(...) Bien sabía Hübner (Monumenta linguae ibericae, Berolini, 1893) que tenemos en España todavía un idioma antiquísimo, (pero) como veía que los sabios españoles no daban la menor importancia al vascuence y no sólo no lo sabían ni trataban de estudiarlo, sino que se reían de los que se acordaban de este idioma, no se tomó el trabajo de aprenderlo. Él y los sabios españoles merecen en este punto seria censura. Si el vascuence es continuador del idioma ibérico, por muy cambiado que esté en él aquel idioma, siempre sería de ayuda inapreciable. (...) Este menosprecio de un idioma que tenían dentro de su propia casa, ha sido la verdadera causa del vergonzoso fracaso de no haberse podido descifrar ni una sola palabra ibérica. (...) "Domine" me han llamado en letras de molde y hará ya la friolera de veinte y tantos años que se dijo que "era lástima que tuviera yo la chifladura del vascuence". La frasecita sigue repitiéndose, en vez de refutar algo de lo mucho que acerca del vascuence llevo escrito y publicado hasta la fecha. (...) Desde el siglo XVIII los eruditos españoles sienten verdadera tirria contra el vascuence y ni admiten la tesis de Humboldt (el euskera, lengua primitiva de Iberia), admitida por la mayor parte de los sabios extranjeros.

 

Dan por enteramente averiguado que el vascuence no tiene nada que ver ni sirve para nada tratándose de inscripciones ibéricas ni de castellano. Ceguera increíble, menosprecio injustificado de un idioma que, aunque no hubiera tales inscripciones, deberían estudiarlo nuestros eruditos como el monumento más venerable y antiguo de España. El vascuence, por ellos menospreciado, les ha jugado una mala partida, mejor dicho, les ha dejado en su ignorancia por no haber acudido a él que les hubiera alumbrado.

 

Las pruebas aducidas por mí sobre que el vascuence se habló por toda España y, tal, que no difiere del vascuence hablado hoy, son tan evidentes que, entre los escritores españoles se va notando ya algún cambio, dando como cosa averiguada que el vascuence se habló en otro tiempo fuera del país vascongado y aun por toda España; aunque (...) el estudio del vascuence es harto espinoso y pide gran desinterés por no dar honra ni provecho. Mis argumentos, ¿cómo van a tomarlos en cuenta los que me tienen por un dómine y por un chiflado en materia de vascuence?

 

(...) Ello supone gran cultivo de las letras entre los españoles en su propia lengua, el vascuence, antes de llegar acá los romanos. La mayor parte de los historiadores no se explicaban el dicho de Estrabón de que los turdetanos tuvieran escritos literarios tan antiguos como él dice. ¿Pero no tenían su alfabeto, que veremos supone muchos siglos de vida y de evolución? Los historiadores romanos para nada hablan de los españoles, si no es como guerreros que tanto les dieron en qué entender. La civilización romana hundió la civilización española, hundió su literatura, su lengua, su alfabeto. Fuera de ese texto tan general de Estrabón y de otro de Silio Itálico, en que dice que ciertos españoles cantaban versos en su idioma, nada nos dijeron los romanos de aquella nuestra cultura.

 

(...) Otra cosa queda probada y es que el vascuence de aquella época remota no ha cambiado en lo más mínimo. Duras de aceptar parecerán estas conclusiones a los enemigos del vascuence: pero ellos se tienen la culpa, porque el sabio no ha de tener malquerencia ni mirar de malos ojos ninguna cosa, si quiere dar con la verdad.

 

(...) Y digo del alfabeto y no de los alfabetos, porque aunque en cada región y época se emplearon unos signos más que otros, todos pertenecen a un solo alfabeto evolucionado en épocas y regiones y los signos principales se hallan en todas las regiones y épocas.

 

(...) Resumiendo, las letras primitivas son ideogramas, sobre todo de la conformación de la boca al articular los sonidos, ideogramas de la articulación. Nada de esto se vislumbra en los alfabetos fenicio ni griego. No puede ser casualidad esta pintura en todas las letras, de modo que hay que confesar que tal fue la intención de los hombres que inventaron la escritura, que fueron los euskaldunas. Tenemos, pues, aquí el origen del alfabeto y de la escritura entre los mismos que aún conservan el habla primitiva. Nada más natural.

 

(...) Lo segundo que se saca de este estudio es que el alfabeto ibérico es muy antiguo, aunque no podamos precisar cuándo se inventó. La evolución de formas hasta olvidar el valor ideológico de los que lo inventaron requiere mucho tiempo. Además, de este alfabeto veremos que salieron el fenicio, el griego y hasta el hiératico de Sumer y Acad, del cual salieron los signos silábicos de las inscripciones cuneiformes de Asiria y Babilonia. Es, pues, anterior a la cultura babilónica y asiria, a la egipcia y a la cretense o minoana, esto es, anterior a todas las culturas que conocemos. Los signos de nuestro alfabeto se derramaron por el Mediterráneo y llegaron hasta la India e Indochina en último término. Lo probable es que se inventara en la Edad de Piedra, antes de la época de la gran agricultura, que convirtió en sedentarios a los pueblos antes nómadas y cazadores.

 

No sabemos cómo se llamaba cada signo del alfabeto entre los euskaldunas; pero de sus nombres debieron salir los que se conservan entre griegos y semitas, algo modificados...

 

(...) cuando se redactaron las inscripciones y medallas que poseemos se había ya olvidado el valor propio y digamos etimológico de los signos. El mismo hecho prueba la antigüedad grande del alfabeto, pues para que así se pierda el valor ideológico y propio sonido de cada signo silbante, confundiéndose todos ellos, muchos tiempos son menester que transcurran.

 

Inscripciones de Portugal. Son sin duda las más importantes por todos conceptos. Las letras son de las más antiguas y sin mezcla de signos de alfabetos extraños o de signos ambiguos. Apenas si hay que suplir nada. Son finalmente tan artísticas en el trazado y de tan denso contenido ideológico, que puede asegurarse que tenemos aquí las más antiguas muestras literarias que conocemos de España. El idioma es francamente el vascuence sin lugar a dudas.

 

(...) Hay que convenir en que el griego y latín tienen letras ibéricas que no tiene el fenicio, es manifiesto, y que no se derivaron de las correspondientes fenicias. ¿Vinieron de Grecia a España o de España fueron a Grecia? La respuesta es la misma que dimos a la pregunta de si vinieron a España las letras ibéricas saliendo de las fenicias o las ibéricas dieron las fenicias. En España se hallan todas las griegas y latinas y con su clara derivación mediante la jucla de las formas primitivas; en Grecia no se halla explicación de la jucla ni de las formas jucladas, ni se hallan todas las primitivas que de las jucladas salieron, ni se halla explicación alguna de ninguna de las letras, como se hallan en España. Luego de España salió el alfabeto griego...

 

Gloria de España es poseer todavía el habla más antigua y de la cual se derivaron los idiomas todos que conocemos, el habla natural, nacida de los gestos, principalmente de los gestos de la boca o articulaciones. Con ella se conservó el alfabeto primitivo.

 

Quedaron atrás los tiempos míticos de los vascófilos que, desconociendo la lingüística como ciencia del lenguaje, que todavía no había nacido, nos presentaron atisbos de la verdad a vueltas de mil elementos míticos y misteriosos, de patrañas que les desacreditaron. Con mis trabajos ha entrado la luz de la ciencia en aquel bosque tenebroso.

 

(...) Cómo del vascuence salieran las lenguas indoeuropeas, lo hallará el curioso recogida y ceñidamente en mi Diccionario etimológico-analítico latino-castellano.

 

El descubrimiento del alfabeto primitivo confirma mi descubrimiento del origen del lenguaje: el idioma primitivo y su alfabeto y escritura tenían que ir a la par y hallarse en la misma raza española.

 

Sólo me queda rogar a los verdaderos sabios, quiero decir, a los que buscan sólo la verdad, lean con serenidad este mi trabajo, como leyeron los demás míos, y me comuniquen las rectificaciones de yerros que sin duda en tan espinosa materia no habrán de faltar, a pesar de todos mis esfuerzos.

 

 

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