CAPÍTULO 13:
UNA LEYENDA DE HACE 3000 AÑOS.
A mi entender la interpretación original de esta antigua leyenda
(cuyo sentido quedó "erosionado" y desvirtuado a través de los
muchos siglos transcurridos, como demuestra la existencia de
distintas variantes de la misma) que ha llegado hasta nuestros días,
es esta: Hércules el egipcio sustrajo en Tartessos el
ganado de Gerión, a su vez el gigante Caco sustrajo el
ganado a Hércules quien luego vuelve a recuperarlo. Bien, el
ganado de Gerión son los "toros atlantes, fatuos y
cerriles" de quién nos habla Fernando Villalón, recordemos que por
ejemplo en el Zend-avesta la vaca simboliza el alma del pueblo, su
aspecto femenino, mientras que el toro simbolizaría el principio
activo o espíritu del pueblo. Así pues, un Dios (Hércules el
egipcio) atrae al pueblo atlante a Egipto, donde sus
hercúleos esfuerzos (valga la redundancia) levantaran las dinastías
faraónicas y sus monumentos colosales, tras ello el gigante Caco,
roba a su vez el ganado (gigante = monte/s o montaña/s, Caco
-derivado de Caucus = Cáucaso, robar = arrebatar/ atraer
hacia sí/ retener). Es decir, Caco se trata de una
personificación de las montañas del Cáucaso, que por unos
años retuvieron al pueblo íbero el cual se había establecido ahí y
por ello fue conocido con el nombre de "los íberos del Cáucaso
" (recordemos que, como Plinio afirma, los beribraces no son
otros que los íberos del Cáucaso), más tarde Hércules
(personificación del espíritu audaz, emprendedor y aventurero)
arrebata de nuevo el ganado a Caco, es decir los bebrices
(o antiguos atlantes, cuyo aspecto alto, fornido de anchos hombros y
prominente pecho, según decían, les hacían semejantes a los toros),
continuarán su camino haciendo gala de su espíritu audaz y
aventurero, junto con los celtas los beribraces, los
íberos-celtas, llegan a los pirineos al sur de Francia, "En
la extensa cueva de Lombrives, en el valle del Ariége occitano,
sitúan las leyendas las tumbas de Hércules y de su amada
Pyrene, hija de Bebrix, rey de los bebrices"
(Soria-Francia... A. Almazán, pp. 32-34), tras cruzar los pirineos,
las tribus celtíberas, los bebrices, fundarán villas como Ágreda
o Tarazona, a los pies del Moncayo.
Otra lectura, seguramente la más correcta, de la leyenda podría
llevarnos a interpretar, que ahí donde establece que Caco
robó una parte del ganado a Hércules, pero que finalmente
Hércules le venció (lo sepultó , lo que se narra realmente es la
escisión que se estableció entre los grupos íberos (o pueblos
de eber, "los que cruzan" que optaron por rodear por el sur el
macizo montañoso y las antiguas tribus arias que optaron por el
dificultoso paso que significó cruzar los montes del Cáucaso,
éstas últimas, tras años y esfuerzos, finalmente, lograron cruzar
las montañas, o "pasar por encima (arrollar/sepultar) del gigante
Caco". Es muy posible que ante el difícil paso del Cáucaso,
parte de las tribus optaran por rodearlo dirigiéndose hacia
Anatolia, al país de los Frigios, mientras que otra parte del
contingente íbero-atlante, cruzó la cordillera y de ahí pasó a
Ucraina, y otra tercera se dirigió hacia la meseta del Irán
así "el robo de las reses por parte de Caco", resultó en una
escisión entre los primeros pueblos preindoeuropeos
que optaron por rodear las montañas del Cáucaso y los que
optaron por cruzarlas o establecerse ahí.
Es de notar que el realizar semejante travesía a través de las
imponentes cimas del Cáucaso es sumamente dificultoso,
sobretodo para tribus enteras que podrían llevar consigo rebaños,
mujeres, ancianos, niños y podemos suponer que por algún tiempo se
vieron retenidos ante la dificultad del paso, y se establecieron ahí
provisionalmente. Pudo ser estancamiento en el macizo montañoso del
Cáucaso, y el aislamiento que supuso para estas tribus la
vida entre altas cumbres e impenetrables valles, lo que propició la
aparición de giros dialectales locales, cada vez más cerrados, de la
antigua lengua preindoeuropea. Tras superar este largo período de
aislamiento que supuso el tránsito y el establecimiento (temporal,
gracias a Hércules) en la región montañosa las tribus y grupos
humanos radicados al Norte del Cáucaso constituirán los primeros
pueblos indoeuropeos propiamente dichos, (lingüísticamente
hablando). Consideraciones lingüísticas, históricas y geográficas
indican que los hablantes de proto-indoeuropeo eran una
población relativamente pequeña y homogénea de Eurasia que hacia el
4.000 a.C. experimentó una importante expansión y
fragmentación. Algunos eruditos creen que los indoeuropeos
eran portadores de la cultura de los kurgan del Mar Negro,
del Cáucaso y del oeste de los Urales.
Así pues el pueblo de Éber, se vio atrapado, retenido, en la
difícil región montañosa del Cáucaso, tras cierto tiempo, el
aislamiento que supone la vida en semejantes condiciones (en
impenetrables valles y entre altas cumbres) favorece la aparición de
giros dialectales locales de carácter cada vez más cerrado, es
decir, aparece el tipo de lenguaje proto-indoeuropeo, finalmente, y
ante la impenetrable cordillera, algunos grupos humanos, optaron por
probar el paso por el sur y hacia el este, conquistando así la
meseta del Irán y llegando luego a la India, mientras
que otras tribus rodearon la cordillera por el sur y hacia el oeste,
pasando por Anatolia, finalmente el último grupo opto por
cruzar la cordillera, estableciéndose al noreste del Mar Negro
desde donde iniciaría de nuevo su marcha de conquistas en
Europa para, más tarde, reunirse de nuevo durante semejante
empresa con aquellas otras tribus íbero-atlantes que optaron por
rodear la cordillera del Cáucaso (por el sur y hacia el
oeste), los Bebrices o Beribraces, conocidos también
como los Íberos del Cáucaso, las reses perdidas por obra del
gigante Caco volvían así a reunirse con la antigua manada,
merced a la voluntad de Hércules, el dios protector de los
caminos.
Es decir, por la escisión que supuso para las primeras tribus de
eber el paso por la cordillera del Cáucaso, tras el robo de Caco
que hizo desaparecer a buena parte de las reses, el Dios Hércules,
protector de los caminos, y el indomable carácter propios de estos
pueblos, harán que más tarde vuelvan a unirse de nuevo las reses con
la antigua manada de "toros atlantes". Juntos de nuevo, volverán a
su vez a la tarea de la conquista y el rapto de Europa, al haberse
reunido de nuevo las tribus que cruzaron por Anatolia (Beribraces),
con aquel otro contingente de tribus que cruzó la cordillera del
Cáucaso y se dirigió luego a la actual Ucraina, desde
dónde, constituidas ya como indoeuropeas, pasarían a invadir
y conquistar Europa
Recordemos que el Cáucaso es la más alta de las cordilleras
europeas y forma la frontera entre Europa y Asia, se
sitúa entre el Mar Negro y el Mar Caspio, se alinea
rectilíneamente a lo largo de 1000 Km. sin descender casi nunca de
los 2000 metros de altura, su cima principal es el monte Elbrúz (de
nuevo la raíz -BR) de 5633 m.
Al igual que el nombre de Tarazona (Tiro y Ausonia)
rememora el paso de los bebrices por Italia, el nombre
de "monte de Caco", o "monte Caucus", el actual
Moncayo, rememora la estancia de los antepasados del aventurero
pueblo íbero-atlante-bebríz en las montañas del Cáucaso. Con
su regreso a la península el círculo quedaba completo. Aquél pueblo
de "toros atlantes" que fué arrebatado por el espíritu de un
dios y alejóse de Tartessos, tierra de Eber, Iberia,
tierra de sus antepasados, para iniciar las mas grandes y hercúleas
hazañas imaginables por el hombre, regresó finalmente, a través de
Los Pirineos y tras pasar por el Caúcaso, a la tierra
que fue la de sus más lejanos ancestros. Europa había sido
rodeada tal como una manada de lobos (lobetanos) rodea a su presa y
finalmente fue raptada por el espíritu de un dios en forma de
toro, el Hércules egipcio, el Melkart fenicio,
personificación del aguerrido, audaz y aventurero espíritu de los
antiguos pueblos atlantes, de la raza aria.
Los antiguos artistas que crearon las numerosas colosales figuras
ibéricas de toros esculpidos en piedra, como los toros de
Guisando, o de Clúnia, fueron pertenecientes a aquél antiguo
pueblo originario de la Península, que en sus migraciones conquistó
todo el Norte de África, parte del medio oriente, y Europa entera
para regresar a la Península Ibérica desde el Norte. Realmente
Europa fue raptada por un "toro atlante", es decir, un "toro
ibérico", descendiente de Eber. Es por ello que las
numerosas swastikas inscritas en piedra en diversos antiguos
caseríos y villas de Numancia, el País Vasco o los Pirineos, y los
más de cuatrocientos toros de tamaño colosal que se
encuentran diseminados a lo largo de la meseta norte de la Península
Ibérica, esculpidos en piedra varios siglos antes de Cristo por los
pueblos celtas, celtíberos, estarían rememorando el pasado glorioso
de ese pueblo de raza solar que realizó el mítico camino de la
swástika dextrógira.
El descubrimiento de la Atlántida