TARTESSOS |
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TARTESSOS Y EUROPA
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Miguel Romero Esteo | ||
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16. De los tardo-tartesios pálidos tras la oceánica Tartessos
En líneas generales, a los tartesios los especialistas del tema -historiadores,
o protohistoriadores, según los casos pues se los vienen cronológicamente
subdividiendo en tres períodos. Y así pues los proto-tartesios hasta
aproximadamente el siglo XIII a.C. o cosa parecida, y desde no se sabe cuándo
para el comienzo. Y luego, y es otro período, pues los tartesios más o menos ya
históricos. Que, en siglos previos al nacimiento de Cristo, van del tal siglo
XII hasta el año 500, que es donde se sitúa el borroso final de los tartesios
estrictamente tartesios, y a manos de unos borrosamente cartagineses
norteafricanos, con alguna que otra opción nada cartaginesa para el tal final.
Y como ya más o menos post-tartesios, y es otro período, pues a los tartesios
turdetanos o tursetanos. Con los cartagineses ya echándoseles imperialmente
encima y con muchas ganas luego los romanos, y como que mucho más imperiales, y
algo bestias. En concreto, el asunto de los turdetanos o período final de los
tartesios pues desde el tal año 500 previo a Cristo se lo puede prolongar hasta
al menos Aparte soflamas, lo cierto es que, con respecto a los turdetanos indígenas hispanos ya más o menos tardo-tartesios, y tanto para tiempos cartagineses como para los tiempos ya romanos de larguísima colonización inicial, pues lo dicho, hasta por ahora pues que ningún interés específico ni ninguna específica especialización académica. Y ni tan siquiera un específico y mal libro. Lo dicho, los perdedores pues a los cubos de basura de la Historia. En la hispana Historia Antigua relativa a tan largo período de turdetanos tiempos inicialmente cartagineses y luego ya romano-imperiales, en las manos de los historiadores todo está centrado en cartagineses y luego en romanos. Y en los tales hispanos asuntos romano-cartagineses, los indígenas pues mera comparsería para animar un poco los percances bélicos. Y tanto si turdetanos como si no. Concretamente, en los asuntos de las arqueologías. Que lo que exhumándose arqueológicamente va para el período hispano-cartaginés pues siempre resulta más o menos cartaginés, o taxativamente, o borrosamente en el peor de los casos. O sea, que la turdetana y autóctona creatividad indígena pues cero, tanto si en turdetanos tiempos cartagineses, como si en turdetanos tiempos romanos, al menos hasta años después de Cristo. Que, a continuación, pues parece como que, al menos académicamente, la romanización es total, incluidas la latinización y exterminio de las hispanas lenguas indígenas casi en su totalidad. Y salvo en el caso de las lenguas vasconas, llamadas luego vascas. Pero ya dicho quedó que en los macizos montañosos las hispanas lenguas indígenas sobreviven -no sé si penosamente- hasta el siglo VII, los visigodos tiempos del muy polígrafo San Isidoro en Sevilla. O no menos dicho quedó que hay atisbas de que en los malagueños macizos montañosos pudieran haber sobrevivido hasta llegados ya los islámicos árabes, o casi. Por otra parte, y en el cultural plano antropológico, en hispanos tiempos tanto visigodos como altomedievales en general hay ciertas cosas -por ejemplo, en musicologías y músicas- que ni apuntan a raíces germánico-visigodas ni a raíces latino-romanas. Y que más bien apuntan hacia que por debajo de la romana colonización imperial siguió impertérrita y viva una autóctona creatividad cultural indígena, también tecnológico-cultural. Y que hundía sus raíces en la indígena Hispania pre-romana. Y probablemente con base en las zonas o macizos montañosos en los que los indígenas resultaron como que lingüísticamente hibernados hasta el siglo VII. O sea, culturalmente hibernados, pero no culturalmente muertos. O lo dicho, que la gradual aculturación no fue total sino que bastantes raíces indígenas se le resistieron antropológicamente-culturalmente, y en muchas cosas. Y que de la mano de etnohistoriadores pues aflorar puede la Hispania indígena que sumergida tanto en la Hispania visigoda como no menos en la Hispania romana. Y aplíquese el tal asunto a la tartesia Turdetania que sumergida en la Hispania romana y en la Hispania visigoda. En concreto, y con respecto a los tardo-tartesios turdetanos en las ahora tierras de Andalucía, pues no todo es Turdetania sumergida y tanto en los romanos tiempos como en los cartagineses tiempos. Por ejemplo, en la serie de escritores que, y tanto si romanos como si greca-romanos, viajan y residen por turdetanas tierras -Polibio, Poseidonio, etcétera, un largo etcétera- asoman fugaces e indígenas datos antropológicos, pese a que sus libros mayormente van de guerras y contraguerras, y que son datos muy de agradecer. Otras veces no van de fugaces los tales datos sino que de extensos. O libros más o menos en plan de etnohistorias, perdidos todos ellos. Me supongo que porque secundarios al usual interés en los cultos romanos. Pero no tan perdidos que otros autores -caso Estrabón- los utilizan como bibliografías y fuentes. Y aquí hay que entrar en el caso Estrabón, el gran geógrafo greco-egipcio, hijo de una ibero-caucásica -lo dicho- y director durante algún tiempo de la famosa e inmensa biblioteca de la portuaria y egipcia ciudad de Alejandría, prácticamente la capital de Egipto desde unos cuantos siglos antes, desde que la fundara el gran Alejandro Magno, el gran caudillo del helenismo griego. Lo dicho, de Alejandría se lo llevó de gran intelectual a Roma el emperador César Augusto en tiempos del nacimiento de Cristo, aproximadamente. A describir la Península Ibérica, y muy al detalle, dedica uno de sus tantísimos libros geográficos. En los que, y dicho sea de paso, asoman fugaces párrafos relativos a las hispanas tierras, y muchos. Y lo interesante es que no va sólo de geógrafo sino que de etnohistoriador también, y muy tranquilamente. En el tal libro, dedica Estrabón a los turdetanos o terminales tartesios todo un capítulo completo, y otro también en gran parte. Y párrafos, a veces muy claves, en los demás capítulos y al respecto, el párrafo en el que, y en el inicial capítulo muy geográfico y general con respecto a la ibérica península, asoma lo de que los turdetanos, aparte de ser unos más o menos iberos algo especiales, y los más cultos de entre los iberos, pues tienen alfabeto propio -o gramática, en la griega jerga de la época- y libros, y tanto de la propia Historia como de las historias legendarias o epopeyas. O poémata en la jerga griega. Que Estrabón, griego de educación y crianza, y no sé si también de padre al menos, ya que no de madre, siempre escribe en griego. Y se basa mayormente en autores griegos que, desde el siglo II antes de Cristo, anduvieron por la ibérica península. De alguno de los cuales recoge el tal párrafo. Y en el que no menos recoge lo de que, según los propios turdetanos, su gramatiké de escritura -e incluida la memoria de antiguos tiempos, en lo de los turdetanos libros tanto de Historia como de epopeyas- les venía de hacía unos seis mil años. Cosa que euro-académicamente ha sido muy difícil de tragar. Y que pudiera ser asumida como sintético redondeo sexagesimal -que los tartesios tenían su numeración en el tal sistema centrado en el número 60, y el 600 y el 6.000 y etcétera, no menos que los demás indígenas ibero-peninsulares, y de lo que nos ha quedado lo de numerar en docenas y medias docenas- y pues para significar que desde muy remotos tiempos, o remotísimos. Claro que un escriturario origen en base a proto-escrituras tan lejanas pues que tampoco debiera ser ya muy difícil de tragar si teniendo en cuenta que las danubianas proto-escrituras balkánicas en cerámicas -y la lituana arqueóloga Gimbutas les ha dedicado un libro, si mal no recuerdo- resultan al radio-carbono pues datadas de hacia el milenio VI previo a Cristo, o algo antes. Y sobre poco más o menos los tiempos en los que los euro-occidentales y muy navegantes megalíticos ya comienzan a pulular y navegar a medias entre el ahora norte de Portugal y la ahora Bretaña francesa, y en plan de que muy oceánicos. Los océanos.
Lo interesante es que en los tardo-tartesios turdetanos la escritura es una
tartesia tradición que viene de muy lejos en el tiempo. Y en este caso pues una
tradición como que demasiado ancestral, incluidos los proto-tartesios en el
asunto. Y hasta incluso los pre-tartesios, a lo que parece. Y hasta incluso
pues gentes demasiado pre-tartesias y remotísimas. Con respecto a los tartesios
datos antropológicos que, de sus fuentes en los asuntos hispanos, recoge
Estrabón -viajó bastante, lo usual por entonces en los geógrafos, pero ni viajó
ni residió por peninsulares tierras hispanas- y tanto si etnotecnológicos como
si etno-culturales, y tanto si datos étnicos como si étnicos signos de
identidad, pues que como todo lo étnico no vienen referidos todos ellos a
tiempos presentes e inmediatos, con la colonización romana ya encima, sino que
referidos a tiempos ya bastante previos a la tal colonización, y hasta incluso
referidos a veces a tiempos muy remotos. Por De alguna de sus fuentes recoge también Estrabón que el ámbito de los turdetanos era de un urbanismo muy demasiado desarrollado: nada menos que unas doscientas ciudades, sobre poco más o menos tantas como aproximadamente hay ahora en las ex-turdetanas tierras andaluzas, incluidos los pueblos grandes como más o menos pequeñas ciudades. El tal desmesurado urbanismo tartesio es también una tradición no reciente -los romanos fundaron muy pocas ciudades, o más bien las refundaron como en el caso de Córdoba, en la que el nombre es muy indígena y pre-romano, y no precisamente romano- y que remite hacia remotos tiempos. Que un tal desmesurado urbanismo -literalmente, las ciudades turdetanas eran numerosísimas- no se improvisa en unos cuantos siglos, ni locos. De sus fuentes recoge igualmente Estrabón que la Bastetania -las tierras de los bástulos iberos poenes y étnicamente hispanos, las ahora tierras de la Andalucía oriental, andaluzas provincias de Jaén, Granada, Málaga y Almería entraba dentro de los tartesios como turdetanos, así como no menos las tierras de la ahora mitad sur de Portugal. Y que tiene sentido si recordamos que en éstas habitaron hasta preromanos tiempos los kunetes, y tanto si tartesios o extartesios como si atartesiados. Y en las bástulas tierras pues los tartesios kynetes en remotos tiempos, según recogió del asunto el transpirenaico e ibero-romano Trogo Pompeyo. O sea, que tanto las bástulas como las kunetas pues tenían la misma coloratura antropológico-cultural que las tierras más propiamente tartesias, las ahora tierras -Córdoba, Sevilla, Cádiz, Huelva- de la Andalucía occidental. Recoge también Estrabón que en las tardo-tartesias tierras turdetanas hay un intenso tráfico comercial, con mucho de indígenas naves y barcazas entrando por los ríos, incluidos los ríos más bien modestos y no precisamente grandes. O lo que implica una desmesurada e ingenieril actividad naviera, cosa que también remite a tradición que viene de muy lejos. Y desmesurada actividad ingeniero-naval que asoma en el no menos dato de que sus enormes e indígenas naves de cargamento -transporte de mercaderías- eran tantas como las que llegaban de las larguísimas y ya también muy romanizadas mediterráneas costas norteafricanas. Lo que incluye el gran puerto grecoegipcio de Alejandría, en las bocas del famoso río Nilo, y que funcionaba de la gran capital portuaria para todo el Mediterráneo, con cientos de naves, incluidas barcazas. Lo que subraya la importancia del tal dato tartesio-turdetano que de alguna de sus fuentes recoge Estrabón. No menos recoge que el hispano y turdetano aceite de oliva, y entre los muchos aceites que a Roma llegan, es el de mayor calidad. Y no menos recalca que de máxima calidad son las indígenas telas turdetanas. Lo dicho, turdetanas tradiciones que o vienen de muy lejos en el tiempo o lo parecen.
No sé si porque las tales tradiciones turdetanas remiten a un indígena y
sumergido gran esplendor tartesio que nos lleva a muy lejos en el tiempo -que
bien sabemos que las tales agrario-industriales poblaciones eran de lentísima
evolución tecnológica en el tiempo, y las cosas perduraban milenios y con toda
tranquilidad- yeso deteriora el académico asunto Pudiera yo estar equivocado, pero me supongo que detrás de todo eso está el cientifismo como ideológica religión del llegar a científicas verdades absolutas e incuestionables y no ya meramente sensatas y aproximativas. Cosa demasiado idealista en el ámbito de los saberes humanos -y no ya exactamente ciencias- en el que cada punto es un universo y convergencia de bastantes parámetros -si dicho en terminología matemática- y de muchísimas variables. O sea, un asunto interdisciplinar, y de resultados aproximativos, y no contundentemente absolutos y eternos.
Con o sin tener en cuenta, y valga de paso, lo de que la ciencia es
terminológicamente un asunto y vocablo que de la teología, y relativo a Dios,
pasa luego al ámbito profano del investigar y conocer los intríngulis ocultos de
los físicos objetos. Pero en fin, que el tal cientifismo furiosamente
arqueológico para las protohistorias, y descabalgado del argumento filológico
y sus fuentes documentales, es en el europeo gremio arqueológico meramente
sectorial, pero con el agravante de que se le viene vinculando el algo
descarriado sector más progresista y joven del gremio. Que mayoritariamente
sigue siendo una especie de ideológicamente muy demasiado conservador emplasto
muy demasiado corporativo, si es que no tranquilamente corporativista, lo cual
es mucha rémora. Y que centrado en el muy piadoso y tradicionalista ámbito
arqueológico centroeuropeo -y del que las europeas corporaciones arqueológicas
nacionales no son más que devotas y filiales sucursales, o algo así- pues
manteniendo atascada en una especie de cuello de botella, y con tapón, a toda la
larguísima Protohistoria mediterránea, y tan tranquila. La botella. O sea, el
tapón. De algún modo, el descabalgar el argumento
filológico -en vez de aplicarle un correctivo a su tradicionalista desvirtuar y
manipular- pues resulta un recorte fatal en lo de los protohistóricos y
mediterráneos asuntos. Que o los asimile a los de la Prehistoria, o exalta una
especie de autoctonismo facista. ¡Oh dolor!. Que todo reduccionismo es más o
menos un facismo. O lo parece.
O incluidos los ex-iberos
hunza de la Iberia del río Indo -llanuras centrales
del Pakistán- y su iberuzca lengua burushaski con afro-circunnavegaciones
oceánicas de por medio y desde el estrecho de Gibraltar y sus alrededores. O lo
de los everos o eberes khaskhi que no menos pues un khavkhi del que se llega a
lo del khaukhi para significar Cáucaso. Pero que fonéticamente un jauji llevando
a un hispano Jauja, y a un no menos hispanísimo y muy pre-romano Ujíjar en las
proto-tartesias tierras de la ahora finalmente Granada. O sea, algo así como que
de los iberuzcos hunza a los everos khaunzaq y luego a los proto-tartesios
kunetes o kúneta que, lo dicho, un kunta pues a la menor oportunidad. Y un
kunza pues en cualquier momento. Y finalmente un hunza pues al menor descuido. O
sea, lo dicho. O en suma, borrosidades y aproximaciones.
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