TARTESSOS

 
                                                     

TARTESSOS Y EUROPA

 

  Miguel Romero Esteo

 

 

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15. De arqueologías lingüísticas varias en torno a los kaunzaq iberos

Claro que de las tinieblas sale la luz, o al menos así el hispano y popular dicho. Y tirando del tal hilo de la más o menos luz, o al menos penumbras, pues que los ibero­caucásicos khaunzuq o everes, también avares, y con un alvares o albanos como variante, y con o sin meter el tan famoso apellido Álvarez como residual del tal asunto en su fase hispana y pre-caucásica, pues nos lleva a los caucásicos albanos que lingüísticamente camaradas de los khaunzuq o avares. Y camaradas porque, y al igual que éstos, tras previamente habitar en la vertiente sur de la cordillera caucásica al arrimo del Mar Caspio -donde Bakú y las antiguas charcas llameantes de la religión del fuego, ahora petrolíferos pozos como sabido es- y desde el ahora Azerbeiyán hasta casi donde Teherán finalmente y echándoseles ya encima los persas, pues atravesaron también la cordillera por el desfiladero de las Puertas de Ibería y se fusionaron con los avares o alvares, o que una unión de los alvares con los albanos, o más bien alvanos. Y así al respecto, medievales fuentes borrosas, si mal no recuerdo. Y el alvanos pues un alvanos que un alanos finalmente. O sea, las alanos que nos llegaron con los visigodos.

Ignoro si lo de alvares o albanos, pues más que a iberos a lo que remite es a ilíberos y en plan del peninsular ili ibero e hispano para significar la ciudad. Con lo que acaso un substrato alógeno en la lengua latina lo de libertas o libertad, y lo de las libertos en cuanto que esclavas desesclavizadas, o sea, liberadas. Y lo del liber para significar fondo, blando de la corteza de un árbol, y que origina etimológicamente tanto lo de libertas como lo de libri o libras, pues que resulta un origen como que bastante dudoso. Más lógico parece que de los iberos ilis o más bien ilíberis y para significar ciudades, pues que resultara el tal etimológico asunto. Que ya las antropólogos vienen diciéndonos que de la tiranía en las aldeas más o menos -todos controlándose a todos- se pasa luego a lo de la libertad con las ya no aldeas sino que ciudades. Y parece como que muy sensato.

Pero fuere lo que fuere de las tales asuntos, el tema aquí y ahora está en que probablemente sea posible rastrear algún que otro residual topónimo khaunzaq a lo largo del larguísimo Mediterráneo preferentemente a lo largo de su no menos larguísima costa norteafricana, y en plan de que penosamente sobreviviendo de la transmediterránea y no menos larguísima trasmigración que desde la Península Ibérica, y en plan de konios o cosa parecida, llevó a las khaunzaq hasta finalmente el Cáucaso, con previa parada y fonda en la península anatolia, hoy la Turquía asiática. Y con su turca capital Ankara muy al centro de las anatolias tierras. Y al respecto de éstas, que entre el Mar Negro por arriba y el Mar Mediterráneo por abajo, pues han venido perorando académicamente y con mucho placer los prehistoriadores de los mediterráneos tiempo en el asunto de las misteriosos anatolios que, sin comerlo ni beberlo, y en cualquier momento oportuno, atravesaban en sus naves el Mediterráneo hacia el extremo Oeste. Y en el que, y en la Península Ibérica, y por ejemplo, pues originaban anatoliamente y en el año 3400 a.C. el demasiado esplendor de los millarenses hispanos, los primeros ciclópeos mediterráneos. O que, y llegando en el 1800 a.e. y tan panchos, pues no menos originaban el no menos esplendor de los ciclópeos argáricos del vidrio hispano y los huevos del avestruz. Por otra parte, y en el asunto de las arqueologías lingüísticas, tengo yo un libro de un eminente filólogo y en el que con respecto a onomásticas toponímicas y no toponímicas, pues se hacen delicadas orfebrerías lingüísticas en el asunto de los enigmáticos nombres geográficos en las misteriosas lenguas anatolias, que también llamadas asiánicas en cuanto que la anatolia península fue la inicial Asia protohistórica, y luego pues el Asia Menor. Pero lo cierto es que, y al menor descuido, asoman muy misteriosos y anatolios topónimos como Ximena, Mira, Manises, y etcétera, tan pre­griegos y arcaicos, pero que pues tan tenebrosamente españoles. La misteriosidad de los misterios. Es posible rastrear un substrato ibero-peninsular residual y disperso con respecto a las finalmente caucásicas lenguas karvelianas -georgianos, mingrelios, svanos, chanos, y este nombre acaso terminal de un previo tartesianos más o menos referido a tartesios, pre­tartesios incluidos- y no menos con respecto al grupo de las abasgo-kérketas y bastará con recordar al respecto que en el territorio de los finalmente caucásicos cherkessios -y aparte lo del río Europos y el río Hispanis- abundan los topónimos en -apa y similares, con su -oba como variante, así como pues que igualmente lo mismo en los tartesios territorios hispanos. O los cherkessios Anapa, Uluba, Tzupa, etcétera, y los tartesios Hastapa, Oripo, Lakipo, Coripe -que así sigue funcionando- y Onuba, Korduba, y etcétera. Lo que no asomó es que el tal sufijo en -apa y -oba y sus variantes pues muy bien pudieran no ser sufijo sino que las caucásicas desinencias -be y -pe para formar el plural de los nombres. O al menos así en algunas de las caucásicas lenguas. Y lo dicho, pues remitiendo a lo de los kíklopes o cíclopes en su fase pre-caucásica e ibero-peninsular. Que el aquí ya bastante citado Trogo Pompeyo, y escribiendo en tiempos del nacimiento de Cristo, recogió el asunto de que en los sagrados bosques de los algo malagueños kynetes tartesios -me supongo que los bosques de los sagrados árboles pinsapos- tuvo lugar la legendaria batalla de los gigantes -cíclopes incluidos, me supongo contra el fulminante gran Zeus.

Al respecto de la tal desinencia -be o -pe pues el asunto de que lo único que se ha logrado descifrar de las muchísimas y herméticamente enigmáticas inscripciones tartesias es que una especie de muy reiterado sufijo -be pues que muy bien pudiera ser el sufijo vasco -be y también -pe, locativo, y para significar que más abajo. En el sentido de pues por debajo del monte, por poner un ejemplo. Pero yo estoy en que más bien pudiera ser, en fase pre­caucásica, tal desinencia -be al menor descuido. Que mucho más reiterada que los locativos sufijos son las desinencias nominales. Que el plural de los nombres te asoma en un texto en cantidad y a poco que te descuides.

O en fin, que pues posible el rastrear residuales chispazos chechenos en los arcaicos topónimos ibero-peninsulares, o hasta incluso un ibero y escurridizo substrato checheno en la lengua española. Y no menos en las lenguas vascas. Que habiendo substrato de kartvelianas lenguas georgianas, como lo hay, pues por qué no, y en su fase pre-caucásica, de la lengua de los gárgaras chechenos. Con sobrenombre tradicional que o remite o parece remitir en directo al del kyneto y tartesio gran rey Gárgoris, tan mediterráneo. Y en lo de las kartvelianas, el que en los svanos tan ganaderos, su aldea-centro pues Meista. Que al menos largándoles hilo. a la famosa y ganadera mesta de los medievales y cristianos reinos hispanos. O al menos largándoselo en plan de homofonía clave. Por otra parte, y con respecto a los hegemónicos khaunzaq caucásicos, y en tanto que pre-caucásicos y de la mano de hispanos konios y kaunios y kynetes y kunetes, latinadamente cunetes, pues que se puede rastrear bastante más que lo de los konios o koniscos del alto Ebro, y que sumergidos en el mismo nombre de los cántabros. Por ejemplo, que los caucásicos khaunzaq en sus subdialectales gentes los bagulal, que los quanada de sobrenombre, y casi los granadas ya, pues que muy bien pudieran haber originado el tan enigmático nombre de las Islas Baleares con sus baleáricas gentes. Que de un tal bagulal resulta greco-latinamente un baulales algo cacofónico y que luego pues un baulares que de cacofónico pues ya nada. Al respecto, pues aquí ya recogido quedó que kynetas y gimnetas fueron la isla de Ibiza y su vecina costa valenciana y kynetas acaso igualmente todas las baleáricas islas si tenemos en cuenta que el ibero nombre de los bagulales etimológicamente metido en el nombre de las Baleares, pues era también un quanada. Que con inevitable y mecánica variante dialectal en un kuanata. Y en un kaunata. O sea, los hispanos kynetes y kynetes, y que en cuanto que konios o kaunios, pues metidos en un kuanetes en cualquier momento. Y en un kuanata o kuanada pues a toda velocidad. O en menos palabras, las islas y que, y con el muy residual y arcaico can baleárico como tranquilamente toponímico de remotos los tiempos, pues más o menos etimológicamente algo canarias las baleáricas islas, por más que no precisamente oceánicas. Y el asunto parece llevar -por vía de los khaunzaq precaucásicos e ibero-peninsulares, o que no tan sólo ibero-peninsulares en el ámbito del estrecho de Gibraltar- a que, en algún remoto y borrosísimo tiempo, en el entorno norteafricano del Estrecho estaban ya los can iniciales. Y de lo que resultó lo de los pre­romanos y proto-marroquíes canani en los montes Atlas, al sur de Marruecos, y lo de canarias las oceánicas islas. Y lo de los iniciales y norteafricanos cananeos finalmente libaneses, y que demasiado tardo-fenicio o phoinikes muy tardíos. Por otra parte, en el amplio entorno europeo del Estrecho los khaunzaq o kaunios ibero-peninsulares, también konios, y kunetes o kynetes. Y en tanto que el baleárico can pues vinculado a construcción y vivienda, pues que el asunto tranquilamente largándole acaso hilo al bíblico y mítico Kayn o Kain de nefasta memoria. O los laberintos de las arqueologías lingüísticas, pero sin tampoco olvidar que, en las mini­nacionalidades de los hegemónicos khaunzaq finalmente caucásicos, están los khumzal que con nombre pues demasiado homófono con el gonzalo tan hispano, y el medieval y subsiguiente González metido en el asunto. Que solucionado erudito-latinamente con un gong-salvus o el asunto de las etimologías moco-suena, como-suene, y de andar por casa. Y que salva al salvus pero no se aclara con respecto al gon o que el gong pues demasiado ibero. Ya muy antes de Cristo, y eruditescos autores tanto antiguos griegos como neo-latinos, rodaban mucho estar de etimologías del más o menos como suena y como suene. El son y el tesón.

O el otro asunto. La demasiada extensión geográfica ibero-peninsular que parecen ocupar los pre-caucásicos khazunzaq en cuanto que oceánicos kunetes pero también mediterráneos kynetes hasta más o menos la valenciana desembocadura del río Sikar, hoy Júcar. Y que más incluso, si tenemos en cuenta que sus ribereños sikano colonizaron la isla de Sicilia. Acaso un sikano fue -lo dicho- el proto-siciliano e ibero rey Kókalo que le dio legendariamente muerte al famosísimo y cretense gran rey Minos, el hijo primogénito de la diosa Europa, que legendariamente una mera princesa. O que todavía se extendieron más si tenemos en cuenta a los mediterráneos konios que -y con o sin geográficamente vinculados vascones como unos uas-konios sobre poco más o menos- y pues río Ebro arriba tranquilamente se asentaron de koniscos y cántabros en el alto curso del río. Pues que con todo esto resulta inevitable que, con el asunto del kalay o estaño, también los ibero-peninsulares khaunzaq o everes, y alvares y albanos, navegaran a por el estaño a las británicas islas con o sin meter en el asunto a los iberitanes o iberitanos cherkessios, que ya pues tranquilamente algo iberitánikos y británicos ­pues a la menor oportunidad- y que por allí pues se asentaran. Con lo cual pues ya no sólo el que en la lengua inglesa asomen de substrato iberas palabras hispanas -lo dicho, el tal asunto pues asoma ya en ingleses manuales universitarios de la lengua inglesa- ni el que asomen de substrato acaso palabras cherkessias en las británicas lenguas gaélicas y galesa, y en la lengua bretona, sino que no menos pues muy tranquila­mente les asomen también dispersas palabras de los pre­caucásicos e iberos khaunzaq tanto si albanes o alvares corno si meramente everes y tan espesos. O en otras palabras, que tanto el muy pre-romano nombre de Albión para la isla de Gran Bretaña corno no menos el muy pre-romano nombre de Albania, para lo que luego y finalmente Escocia, pues remi­tiéndonos a los tales khaunzaq albanes o alvares y que ibero­peninsulares. Empezando con lo de la finalmente inglesa Comwall -precisamente la tierra del tan vital estaño. Corno un corno-kalay o marino cabo del estaño. Y si es que no un kornk-alvares o kornk-albanes previo al Cornwall corno fulminante contracción fonética del nombre. Que variante de un kunetes fue un kurnetes, y un kuretes. Y remitiendo acaso hacia que un lingüísticamente proto-indoeuropeo corno y para significar cabo o tierra que se adentra en el mar, y así el asunto, es lo que pudiera haber etimológicamente por adentro de lo de los iberos khaunzaq o kunetes. Y por adentro de la palabra keanu variante de un kaunios si con respecto al nombre del okeanu para el océano. Me supongo que el tal corno pues ese gran cuerno, el hispano suroeste oceánico que, adentrándose en las oceánicas aguas atlánticas, fue la inicial tierra de los proto-tartesios. A los que borrosamente vinculados resultan lo kunetes hispano-oceánicos. Y descaradamente no menos vinculados también los kunetes mediterráneos o kynetes que igualmente tartesios según el muy viajado Trogo Pompeyo, y ya dicho quedó. Queda de cabo suelto el que de los a lo que parece indoeuropeizados iberos síkulos de proto­valenciano río Sikar, o Sikal, se origina el nombre de Sikilia que finalmente Sicilia.

Con o sin meter en el asunto el que de dónde viene la española palabra jinete y que de incierto origen en los españoles diccionarios etimológicos, a veces echándole un obscuro y muy dudoso hilo hacia la lengua arábiga. O con o sin meter en el asunto de los vascones o uaskones el que del nombre de Europos para río, tanto resulta luego y fonético­evolutivamente un Urop como no menos un Uarps. Muy reciclable en un fonéticamente más minimalista uas y todos pues tranquilos. Pero valga la hipótesis, o dolorosas las homofonías. O pelillos a la mar. O el asunto de que, en el caso de un Europa como resultado de un previo y vascoide iberopa, pues que las lenguas vascas muy bien pudieran tener metidas de substrato a las hispanas lenguas iberas, y con los khaunzaq o konios, pues hasta las entrañas más pingües. O el vasco iberismo como que el furor de las ingles, y todos pálidos. O para terminar pues con respecto a lingüísticos substratos tartesios habría que echarle un cable a la hispana y pre-ibera familia de los atlántico-urálicos. Que al fin y al cabo asoman de bastantes sufijos en las vascas lenguas. Por ejemplo, el pre-romano Sísapon de las minas del mercurio, en la mera linde tartesia, pues entra en el tal asunto. O sea, las minas que finalmente con el arábigo nombre de Almadén. Algo asomó ya de las tales uralidades. Y yo pues como que no estoy ya para tantos trotes. Inclúyase en el tal asunto lo del legendario Sísifo, con un Sísipo como variante, y lo del mercurio como mineral masa blanda que en una rampa funciona de bola que rueda para abajo. O el borroso hecho histórico que subyace en el asunto del legendario Sísifo. El mercurio.

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