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LA PENÍNSULA IBÉRICA, TIERRA DE GIGANTES

 

IBERIA CUNA DE LA HUMANIDAD    PRINCIPAL

     Miguel G. Aracil


 

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Fuente: Revista Año Cero


Una tradición avalada por la arqueología 

En casi todas las regiones ibéricas se han descubierto restos arqueológicos que apoyan las leyendas y tradiciones sobre gigantes, aun vivas en el folklore. Sin embargo, a menudo estos restos han desaparecido. 0 se han ocultado, no se sabe con que intenciones. Nuestros antepasados tenían una estatura colosal.


 

«Es de notar que en aquel tiempo había gigantes sobre la Tierra. Después que los hijos de Dios se juntaran con las hijas de los hombres y ellas concibieron, salieron a la luz estos valientes de los tiempos antiguos»

Estas palabras de la Biblia son, presumiblemente, las primeras noticias que tenemos sobre la posible existencia de una raza de seres gigantescos que habitaron gran parte de nuestro planeta.

 

En la mayoría de pueblos y culturas existen tradiciones que nos hablan de estos seres gigantescos, y sus leyendas las podemos encontrar desde América hasta las paradisíacas islas del Pacifico.

 

 

Debido a la generalización del gigantismo, la Península Ibérica cuenta también con un numeroso conjunto de tradiciones y restos arqueológicos que nos hablan del paso de estos titanes por nuestras tierras, aunque hemos de hacer una diferenciación entre tradiciones y leyendas por un lado, y restos arqueológicos, por lo tanto tangibles, por otro.

 

Es sin duda el norte peninsular donde mas crónicas tradicionales podemos recoger. Si estudiamos su folklore observaremos que siguen presentes en algunas fiestas y representaciones.

 

En gran parte de Catalunya aun se pasean enormes figuras de «gegants» (gigantes) par sus calles durante las fiestas populares, e incluso en ciertas zonas, cada población a barrio tiene los suyos, con diferentes formas y atributos, teniendo como denominador común su elevada estatura y su regia estampa.

 

En ocasiones estos «gegants» tienen funciones que podríamos denominar trascendentales o sagradas, como el homenaje que algunos gigantes de cartón y madera hicieron a los difuntos del cementerio de Girona, y que fue magistralmente descrito por el folklorista Carles Vivo.

 

 

 

Es en el país Vasco donde existe mayor abundancia de tradiciones que nos hablan de estos seres, Allí se les conoce como los «gentiles» y se les describe como personajes de proporciones descomunales que, según la leyenda, podían pasearse par los mares con solo arremangarse los faldones. También, dentro de la simbología a veces exagerada que da el pueblo a viejas leyendas, podían orinar y formar de esta manera verdaderas cascadas y torrentes que darían origen a una fuente.


Mucha mas que una leyenda

En todo el conjunto del territorio vasco, sus habitantes se mostraban muy benévolos con estos gigantes, y se dice que cuando morían eran enterrados en túmulos, los cuales podrían ser algo mas que una leyenda si nos atenemos a ciertas evidencias arqueológicas que estudiaremos mas adelante. Estos túmulos eran seguidamente cubiertos con piedras que los tapaban en su totalidad. Dice una vieja tradición que el ultimo superviviente de esta raza fue asistido por los vecinos del pueblo de Urdiain, los cuales, para acercarle el alimento a los labios, se valían de una pala de panadero. Una vez muerto, se cuenta que fue enterrado en la zona, bajo un amontonamiento de piedras y rocas.

 

En Euskadi existen varios túmulos que se asegura son enterramientos de gigantes; así encontramos los «harripila txikia» o apilamiento pequeño y «harripila haundia" o acumulación grande, que se hallan principalmente en la zona de Urbasa, sistema montañoso situado entre Alava y Navarra.

 

Curiosamente, en esta zona unos obreros que trabajaban en la reconstrucción de una iglesia, encontraron restos humanos de un tamaño ciclópeo.


En gran parte del norte de la Península Ibérica, y principalmente en su parte oriental, existen tradiciones que nos cuentan que estos seres inventaron el cultivo del trigo, así como la minería (Las famosas minas de Arrola, par ejemplo). Otros van mas lejos y los hacen descubridores del hierro.

 

Logicamente el pueblo relaciona a los grandes megalitos prehistóricos con estos titanes, de ahí la denominación de «jentillari» a los dólmenes y «jentilbaratza» a los cromlechs. Este tema fue estudiado ampliamente por personalidades de la talla de Caro Baroja o Barandiaran.

 

En la Rioja encontramos Navarrete, de rancia tradición jacobea, donde se dice que habitó el gigante Ferragut, que según la leyenda descendía del mismísimo Goliath.

 

Una muy vieja tradición hace fundador de Girona (Gerona) al gigantesco Gerion, de aquí su nombre; pero curiosamente observamos que en la zona gerundense se han dado bastantes noticias sobre la existencia de yacimientos en los que se han encontrado restos gigantescas.  Ante todo hemos de hacer una diferenciación entre gigantes y «hombres altos», de tal forma que pueden descartarse del primer grupo los restos de hombres y mujeres que se encontraron en las cercanías del principado de Andorra, y que estaban enterrados junto a armas de hierro. Un posterior estudio los identifico con vikingos nórdicos que a finales del siglo VIII y principios del IX, llegaron a tierras pirenaicas, reclamados por Carlomagno para repoblar la zona de la actual Andorra y cercanías. Estos hombres nórdicos eran de elevada estatura; fácilmente alcanzaban el metro noventa, frente a la media de los demás habitantes, que difícilmente rebasaban el metro sesenta. Este es un ejemplo, creemos que claro, de la distinción que debe hacerse entre «hombres altos» y los seres que aquí nos ocupan.


RESTOS de verdaderos gigantes hallados en los Pirineos parecen haber sido ocultados deliberadamente

 

En toda la zona pirenaica se han encontrado restos de verdaderos gigantes que es posible habitaran dicha cordillera en un época que se nos escapa. Los mas famosos, sin duda, por la proyección periodística que se les ha dado, son los numerosos esqueletos gigantes que se hallaron junto al dolmen de Oren en la Cerdanya. Estos restos, tras ser recuperados, se guardaron en la casa de un vecino de la cercana localidad de Prullans, que los custodio hasta que fueron entregados al Museo Arqueológico de Barcelona. Allí se pierde la pista, pues aunque han intentado varios grupos, incluido un equipo de televisión, fotografiarlos o por lo menos observarlos, nunca les ha sido posible, por lo que tendremos que añadir este episodio al grupo de los "yacimientos malditos» que desaparecen y par lo tanto pasan al olvido algunos años después.

 

En paradero desconocido
Se da la circunstancia que el yerno de la persona que los custodio durante años es el escritor y colaborador periodístico Fernando Ledesma, el cual se sintió atraído par estos restos, lo que le llevó a hacer una investigación de casos parecidos por el Pirineo, concretamente el extraño suceso descrito, por primera vez, por el investigador catalán Joan Obiols, que nos relata el hallazgo de un gigante de tres metros de altura (logicamente muerto) en Garós (Pirineo de Lleida), cuya particularidad era la macabra condición de tener clavado en el Cráneo un hierro, posiblemente un antiquísimo clavo.

 

Menhir fálico de la zona de la Murtra, en Gerona, construido, según la tradición, por "seres de enormes dimensiones".

 

Este hallazgo fue estudiado también por el antiguo párroco de la bella localidad aranesa, Mossen Jaquet, el cual hizo reconstruir el ábside de la iglesia, cuyos trabajos permitieron encontrar tales restos. Desgraciadamente, como en casi todos estos descubrimientos, este esqueleto se halla en paradero desconocido, a pesar del seguimiento que hemos realizado sobre el mismo. ¿Se le ha hecho desaparecer?

 

En esta misma zona pirenaica nos cuenta el estudioso Joan Bragulat que cerca de la cueva de Anes se han encontrado varios fémures que tienen unas dimensiones que van desde los setenta, hasta los noventa centímetros de longitud.

 

Algunos descubrimientos nos hacen pensar que estos seres habitaron también algunas zonas de Castilla, como lo demuestra el hallazgo, cerca de Medinaceli, de un cráneo y varios huesos, posiblemente tibias, de dimensiones gigantescas. Un cabrero de la zona fue el afortunado que encontró los restos.

 

Cerca de Monreal de Ariza se halló el esqueleto de un ser humane de colosal envergadura que parecía guardar la entrada del cercano castro megalítico.

 

Curiosamente estos restos se hallaban acompañados de dos inmensos ladrillos de adobe, colocados entre el cráneo y los hombros, y su cuello se encontraba ladeado de manera que mirara a poniente.

 

En esta misma zona se encuentra una cueva en la que existen unas extrañas inscripciones efectuadas en un idioma totalmente desconocido para nosotros. Cabria preguntarse si aquellos seres colosales no tendrían incluso un alfabeto, por muy básico que fuera, y una escritura que hoy desconocemos por completo.

 

Hace algunos años, en las cercanías de León, concretamente en los alrededores de la iglesia visigótica de Marialba, se encontraron los esqueletos de varios individuos de unos tres metros de altura, los cuales fueron entregados a un museo que desconocemos, aunque algunas investigaciones posteriores lo sitúan en Madrid.

 

Actualmente, las tumbas se hallan cubiertas de tierra y piedras formando túmulos para evitar su expolio, o quizás (respuesta por la que nos inclinamos) para ocultar las dimensiones de las tumbas, además del consabido desinterés de las autoridades académicas. Actualmente esta investigación la lleva a cabo el señor Ledesma Rubio, que se ha trasladado a vivir a León y que a buen segura nos informara próximamente sobre nuevos hallazgos.

 

Pensemos que varios de estos yacimientos están ubicados en caminos de  la Ruta Jacobea, pues tanto los de la Cerdanya (Camino catalán) como los de León o la leyenda de Ferragut en La Rioja están en pleno Camino de Santiago. ¿Casualidad?

Plinio nos cuenta en sus crónicas que habitaban en Andalucía un grupo de gentes de colosales dimensiones dedicadas a la depredación y la piratería, y era tal su tamaño, que en ocasiones uno solo de ellos podía hacer zozobrar alguna pequeña embarcación con la misma fuerza de su peso.

 

Podemos decir que tenemos noticias del descubrimiento de otros esqueletos o restos gigantescos en zonas como Las Comarcas de la Selva y las Gabarras, o la localidad de Besalu (todas ellas en Gerona) o del reciente hallazgo de un ser de tres metros aproximadamente, que estaba enterrado bajo las losas de un antiquísimo dolmen que a su vez y como  en tantas otras ocasiones, se hallaba en el suelo de una iglesia. Este ultimo descubrimiento esta ubicado en las cercanías de Pena Sacra (Peña Sagrada), uno de los lugares mágicos y misteriosos mas importantes de toda la Cornisa Cantábrica.


Gigantes en las islas
Si la Península Ibérica esta llena de tradiciones y restos que nos hablan de estos seres de dimensiones colosales, no podemos olvidar las islas. Sobre los gigantes canarios, posibles antecesores de los guanches, y por las noticias que continuamente nos llegan no será la ultima vez. Y Baleares, con toda su carga de misterio y sus enigmas arqueológicos, nos llenará con  toda seguridad de sorpresas a este respecto.

 

Conjunto megalítico de Trepucó (Menorca), tal vez el hábitat de una raza de gigantes

que ha dejado huella de su paso en muchos pueblos de la isla

 

La mas misteriosa de todas las Baleares, la isla de las Taulas y Navetas, Menorca, tiene una tradición sobre el gigantismo, pues no en balde algunos de sus monumentos prehistóricos nos hacen instantáneamente pensar en cíclopes y titanes, con esas «Taulas» que algunos escritores de la antigüedad vieron como mesas (de aquí su nombre en catalán) de gigantes que habitaron las numerosas cuevas que existen en toda la ínsula, algunas de ellas aun habitadas en esta ocasión por «gigantes nórdicos» de bronceada piel (Calas Coves) que ven en las cuevas un hábitat barato y maravilloso a la vez.

El floklore popular venera figuras colosales que, según la tradición, hacen honor a la naturaleza gigante de los primeros pobladores de la Península Ibérica.

Las cuevas encontradas en muchos puntos de ella, así como el hallazgo de restos humanos de extraordinarias dimensiones en lugares separados por grandes distancias geográficas, parecen afirmar que los gigantes no son solo leyendas

 

Se cuenta que hace milenios llegaron a Menorca un grupo de gigantes caldeos, probablemente acompañado a Tubal (una tradición hoy muy desprestigiada par los científicos), y que construyeron un buen numero de monumentos (los megalíticos actuales). Estos colosos recalaron en Menorca después del diluvio.

 

Logicamente, esto no pasa de ser una tradición, pero la verdad es que en la cercana Mallorca, hermana mayor de Menorca, el historiador Baptista Benimelis encontró huesos de gigantes en Cala Sant Vicens, lo que podría confirmar la llegada de estos seres a la ínsulas en un tiempo que la tradición sitúa tras el diluvia bíblico.

Tras la pista de Ulises
Hay un vieja leyenda que dice que Ulises llegó a Menorca junto a sus compañeros. Aquí nos planteamos la pregunta sobre si la isla habitada par el malvado cíclope caníbal no seria la maravillosa Menorca, pues la descripción que hace Homero sobre la llegada a «un puerto magnifico, rodeado por ambas partes de escarpadas rocas y que tenia en sus extremos riberas prominentes» nos recuerda inmediatamente el puerto natural de Mahón.

 

Nos vemos en la obligación, antes de terminar, de plantearnos dos preguntas a las que no vamos a encontrar una respuesta satisfactoria, pero que vale la pena formularse:
¿Por que han desaparecido unos restos que con toda seguridad aportarían algo de luz sobre el pasado de la Humanidad?
¿A quien beneficia la ocultación de pruebas que indiquen que la Tierra fue habitada, en una antigüedad que actualmente se nos escapa, por una humanidad que es diferente a la nuestra?

 

Las preguntas sin duda se quedaran en el aire, pero los restos encontrados hasta ahora, ¿donde están?

 

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