TARTESSOS

 
                                                     

EL NACIMIENTO DE LA HUMANIDAD RACIONAL

EN CANTABRIA

 

 

 

 



Aún recuerdo cuando ciertos políticos y profesores locales trataban de descalificar mi trabajo aduciendo que mis tesis sobre el origen de la Humanidad en Cantabria suponían un descrédito para la región. Irracional argumento con el que intentaban camuflar la envidia que les producía no haber sido ellos los autores del tal descubrimiento. Han pasado los años y todos aquellos señores -que jamás tuvieron los redaños suficientes como para hacer públicos esos argumentos-, han acabado enmudeciendo ante la verdadera avalancha de pruebas y de confirmaciones con que mis tesis históricas se han visto refrendadas desde su alumbramiento en 1984. Las más de trescientas páginas que llevo publicadas en la edición dominical de ALERTA, sumadas a los ochenta libros que he escrito sobre la materia y en los que se compendia el mayor acopio de informaciones y datos sobre el pasado de la Humanidad, jamás reunido en obra alguna, han callado a todos mis antagonistas, doblemente abrumados por la magnitud de la labor que estoy realizando y por los hallazgos que no cesan de darme la razón. Y todo por no tener la nobleza de reconocer que se ekivocaron... En este sentido, los más jóvenes de mis lectores aún habrán de ver cómo se incluye al Gobierno de Cantabria en el libro Guiness de los records por la ceguera evidenciada en su boicot a mi labor de investigación histórica. Porque el hecho de que los dirigentes de la región en la que tuvo su cuna la Humanidad hayan anatematizado durante décadas a la persona que ha efectuado este crucial descubrimiento, resulta, como mínimo, demencial.

Pocos Cántabros son conscientes del enorme prestigio que a nuestra región le depara mi investigación sobre el nacimiento de la Humanidad racional en Kantabria. Prestigio tanto mayor cuanto que mi tesis tiene a sus espaldas nada menos que 18 años de imbatibilidad y un volumen de evidencias jamás reunido, ni de lejos, por ninguna de las candidaturas que a lo largo de la Historia han ido proponiéndose como cuna de la Humanidad. Que, por supuesto, han sido legión. Justamente porque mi trabajo está reforzando y consagrando la identidad de Kantabria, así como contribuyendo poderosamente a atraer tanto la atención como el turismo hacia ella, el día en que el Gobierno de nuestra región acceda al Guiness por ceguera, se le otorgará también el mismo reconocimiento por su ingratitud. Porque nadie le habrá hecho a Cantabria una aportación de mayor magnitud y trascendencia de la que yo le estoy ofreciendo al haber identificado en ella la cuna de la Humanidad y al estar construyendo una obra de investigación científica que así lo acredita y que aunque podrá ser mejorada en aspectos puntuales, ni hoy ni nunca podrá llegar a ser rebatida. Porque la primogenitura histórica de Kantabria es algo tan obvio y que cuenta con tal respaldo de pruebas y evidencias, que causa asombro no haya sido ni sikiera entrevista con anterioridad.

 

Son numerosas las revistas y periódicos de dentro y fuera de España que desde el año 1984 han consagrado amplios espacios a la difusión de mis investigaciones. Y ello a pesar del veto que algunos medios mantienen sobre ellas, debido por una parte a mis tesis sobre el origen hibérico y prehistórico del Cristianismo y, por otra, a la guerra sin cuartel que vengo librando con cuantos defienden el disparatado y simiesco origen africano de la especie humana. Y tampoco me ha granjeado muchos amigos el hecho de haber demostrado que la pretendida maternidad de la lengua latina sobre la mayoría de las lenguas europeas, es la mentira más colosal que ha consagrado la Historia...

 

El caso es que en el decurso de este mismo mes de Septiembre, dos publicaciones importantes, ambas de difusión nacional, se hacen eco de mis tesis sobre el alumbramiento de la Humanidad racional y de la cibilización en lo que yo gusto de denominar la Tierra Kántabrica. Con toda intención y fundamento, por cuanto Tierra fue uno de los nombres de la primera montaña poblada por el ser humano. Montaña que, obviamente, se alzaba y se alza sobre la geografía de esta región, explicando el hecho inexplicable de que haya sido La Montaña otro de sus nombres genéricos. Pues bien, la revista Año Cero, por una parte, dedica un extenso reportaje de veinte páginas a la tesis, cada día más extendida y acreditada, de la ubicación de La Atlántida en España, sirviendo de cierre y corolario del mismo un artículo titulado Cantabria: cuna de la Humanidad y de la civilización. Lo escribe la periodista Luisa Alba y en él se reproducen no más de media docena de los millares de pruebas que respaldan esa conclusión. Ni quise abrumar a los lectores de esa revista entrando en mayores profundidades, ni tampoco lo estimé conveniente. Las verdades científicas resultan tanto más asimilables cuanto más sencillas y escuetas sean. Y quien desee saber y profundizar más, debe remitirse a los libros, que para eso están: para contar todo aquello que ni cabe ni debe tener cabida en los artículos de divulgación, reuniendo cuantas pruebas y argumentos respaldan toda obra científica digna de tal nombre.

 

El segundo reportaje respecto a la maternidad de Kantabria sobre la Humanidad inteligente, lo publica la revista Tiempo en este mismo mes de Septiembre, reproduciendo en este caso algunos de los argumentos históricos y antropológicos con los que cimiento dicha tesis. Es la propia Luisa Alba la que firma este trabajo, que tanto habrá de escocer a quienes vienen haciendo todo lo humanamente posible para detentar el monopolio sobre la verdad en materia antropológica. Y me refiero, naturalmente, a los endiosados antropólogos de Atapuerca, trasformados por la popularidad de individuos corrientes y molientes en aspirantes a genios. ¿Quién es el guapo que, careciendo de luces, no acaba convenciéndose de que es un as, cuando se ve todos los días en las páginas de los periódicos y ante las cámaras de televisión? Por esta misma vía, acaban creyéndose dioses la inmensa mayoría de los políticos, de los deportistas, de los artistas y de cuantos cretinos militan en las huestes del famoseo…

 

Si he titulado este artículo Nos sacan en “los papeles” no es porque utilice el llamado plural mayestático referido a mí, sino porque considero que son todos los habitantes de Cantabria y, de modo muy especial, todos aquellos que leen asiduamente esta página, quienes tienen derecho a sentirse protagonistas de esos dos reportajes periodísticos que en tan altísimo lugar dejan a nuestra región y que suponen un paso más en el camino que habrá de conducir al reconocimiento unibersal de la filiación cantábrica de todos los pueblos de la Tierra. Son, pues, todos los lectores de esta serie, así como el propio periódico que la acoge y difunde, quienes en igual o mayor medida que yo deben sentirse orgullosos por el hecho de que lo que nació como una idea peregrina y aberrante en el mes de Abril de 1984, no haya cesado de consolidarse, acreditarse y difundirse desde entonces. Porque, a la postre, yo pasaré y lo que quedará será la obra que he realizado, así como la región y las gentes que, durante milenios, habrán de beneficiarse de ella.