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  LA ÚNICA UBICACIÓN POSIBLE DE ATLANTIS

 

Georgeos Díaz-Montexano

 

 

La Isla Atlantis o “Isla del dios griego Atlas” (dios egipcio Schu) pudo estar en algún punto frente al Estrecho de Gibraltar entre Iberia, África y Madeira. En las traducciones comunes de los diálogos del Timaios y el Kritias de Platón se cometieron varios errores graves de interpretación y hasta de traducción. Estos errores han sido la causa primordial de que una gran mayoría de estudiosos hayan negado, por una parte, la posible existencia histórica de esta civilización, mientras que por otra parte, muchos de los que sí han creído en su existencia histórica la hayan buscado hasta en los lugares más inverosímiles y remotos del planeta.

A la luz del análisis más crítico y riguroso de los diálogos del Timaios y el Kritias de Platón -partiendo siempre de los textos en sus versiones originales greco-latinas, no desde las traducciones contemporáneas en lenguas modernas- no es posible sostener la ubicación de Atlantis en el Mar Egeo, en ningún otro punto del Mar Mediterráneo ni mucho menos en otro lugar del Mundo. Los textos citados de Platón -tanto si se leen en latín como en griego- son mas que claros en cuanto a la ubicación de Atlantis junto a las Estelas de Herakles o Columnas de Hércules, y cerca de la región de Gadeira o Gades, es decir, frente al Estrecho de Gibraltar y junto a Cádiz.

El autor de esta obra ha comprobado que la mayoría de los portales de Internet dedicados a la historia y a los misterios del pasado -así como la mayoría de los medios de prensa- se han hecho eco de varios descubrimientos, teorías e hipótesis diversas relacionadas con la Isla o Península de ATLANTIS. Por una parte, al autor le anima esta muestra de tolerancia intelectual, mientras que por otra le preocupa el hecho de que se pueda estar contribuyendo (inocentemente) a la ceremonia de la confusión en cuanto a esta legendaria civilización que Platón llamó ATLANTIS.

Desde hace más de seis años el autor viene publicando algunos resúmenes de sus investigaciones y descubrimientos sobre la Isla-Península de ATLANTIS -basados en la traducción directa de los diálogos de Platón en sus versiones originales escritas en Griego y Latín- que han sido divulgados en España y en muchos países hispano-americanos a través de publicaciones especializadas. Sin embargo, no se ha conseguido aún que los medios de prensa más importantes decidan también a hacerse eco de sus estudios. Estudios que demuestran de manera incuestionable que, la única ubicación de ATLANTIS que puede ser sostenida, objetivamente, y según las propias palabras de Platón y otros autores de la Antigüedad, es la del “FRETUM HERCULIS”, “Estrecho de Hércules” (Estrecho de Gibraltar) o “ATLANTIKOUS PELAGOUS”, “Piélago del Atlántiko” (Golfo Atlántico o Golfo de Cádiz) Sólo han mostrado cierto interés, por las investigaciones y descubrimientos del autor, la Agencia de Prensa de Microsoft y el Diario ABC. Este último medio gracias a la intervención de un destacado colaborador, el investigador valenciano José Hurtado.

La ubicación de la Isla-Península de Atlantis o Atlántida entre Iberia y África -según las propias palabras de Platón- junto al Estrecho de Gibraltar o delante del mismo, en el vestíbulo del Golfo Atlántico, y cerca de las regiones del Atlas (Marruecos) y de Cádiz (España) en realidad nunca ha sido una tesis o una hipótesis, simplemente ha sido la única ubicación referida por Platón. Intentar sostener otra localización de la Atlántida significaría, sencillamente, ignorar y despreciar por completo el texto de Platón y las fuentes antiguas, además de verse uno abocado a la falsedad y al abuso del argumento de la fuerza en vez de acudir al uso de la fuerza del argumento.

Los estudios del autor, sus descubrimientos y sus hipótesis sobre la ubicación de ATLANTIS en el archipiélago de Islas sumergidas existentes frente a Gibraltar, entre el Cabo Spartel y el Cabo de Trafalgar, son anteriores a las del geólogo francés Jacques Collina Girard, a quien todos los medios de prensa más importantes del mundo han dado cobertura periodística. Las teorías del autor han sido resumidas algunas siguientes publicaciones especializadas y de poca difusión como “Arqueología Sin Fronteras” (1996), “ArqueoHistoria” (1997) Los últimos resúmenes fueron publicados en Abril del 2000 y a finales de Julio del 2001, casi dos meses antes de que el geólogo francés Collina Girard lanzara al mundo, por primera vez, una hipótesis muy similar, por no decir idéntica, a una de las que venía ya defendiendo el autor desde mucho antes. La noticia de Collina Girard sobre la hipótesis de Atlantis frente a Gibraltar salió al mundo en el mes de Septiembre del 2001. La hipótesis no es más que un resumen ligeramente modificado, en pocas líneas, de una de las hipótesis del autor sobre la correcta ubicación de Atlantis. Sin embargo, Collina Girard la presenta al mundo como una inspiración original, eso sí, nacida del azar. Según sus propias palabras.

Lo que más ha sorprendido de todo esto es que ninguno de los administradores y creadores de Portales de Internet dedicados a la Historia y la Arqueología tales como “ArqueoHispania.com” y “PortaldeHistoria.com”, se hayan dado cuenta, al leer y publicar en sus propios portales la elemental hipótesis del Sr. Collina Girard, que esta era sospechosamente similar a la que venía defendiendo el autor de esta tesis, al menos desde varios años antes que el científico francés Collina Girard. Resulta todo esto muy curioso y extraño. Sorprende y extraña mucho porque es muy difícil creer que ninguno de los miembros y colaboradores de estos portales y de célebres publicaciones como “Revista de Arqueología”, “Arqueo”, “Historia y Vida”, “Historia 16” y “La Aventura de la Historia”, no recordaran las investigaciones del autor sobre “Atlantis entre España y África y frente a Gibraltar”, notificadas a dichas revistas por varios medios y resumidas en otras revistas similares. Sobre todo cuando el propio Director Editorial de la “Revista de Arqueología”, había publicado un resumen de la tesis del autor en la primavera del 2000. ¿Qué pasó con el rigor periodístico, la ética profesional y la justicia?

El Señor Collina Girard, conoce los trabajos sobre Atlantis frente a Gibraltar del autor. Sabe que son anteriores a los suyos. El autor de los mismos se lo ha demostrado mediante un intercambio de correos privados. No obstante, existen diferencias entre sus hipótesis y las del autor. Mientras Collina Girard cree que la Isla ATLANTIS era una isla que existió frente al Estrecho de Gibraltar hace unos 11.000 o 12.000 años (antes del presente) el autor piensa que era una isla o una extremidad penínsular que desapareció a finales de la Edad del Bronce. Aproximadamente unos 900 años antes de los tiempos de Solón o de Platón, y no 9000 años antes como erróneamente creen el Señor Collina Girard y la inmensa mayoría de los atlantólogos esoteristas y pseudoarqueólogos.

Como ya se ha apuntado, los resúmenes más recientes de las hipótesis del autor salieron a la luz en publicaciones a finales de Marzo del año 2000 y después a finales de Julio del 2001, mientras que Collina Girard lanzó por primera vez su hipótesis gemela sobre la ubicación de la Isla Atlantis frente a Gibraltar a finales de Septiembre del año 2001. Aunque se puede también demostrar mediante otras publicaciones más especializadas y menos populares, y testigos asistentes a conferencias que el autor viene defendiendo sus hipótesis sobre la Atlántida frente a Gibraltar desde el año 1995. La cuestión es que la principal isla candidata a “Isla Atlantis” que siempre ha defendido el autor bajo el nombre de “Piélago de Atlantis” es la misma isla, hoy sumergida, conocida desde hace mucho tiempo como “Banco de Majuan” en todas las cartas batimétricas españolas e inglesas. El Señor Collina Girard –tal vez convenientemente- decidió darle otro nombre a este “Banco” o “Isla de Majuan”. El Sr. Collina Girard decidió rebautizarla como “Isla Spartel”. Probablemente con la intención de que no se notaran mucho las coincidencias con las hipótesis anteriores del que ahora escribe o para que su hipótesis -tan semejante- pareciera un poco más original, cuando en realidad se estaba refiriendo a la misma isla sumergida conocida desde siempre como “Banco de Majuan” y a la que siempre el autor se ha referido como una de las islas del “ATLANTIKOUS PELAGOUS” o “Piélago del Atlántico” que situa Platón, justo delante de Gibraltar, entre Gadeira o Gades (Cádiz, España) y el Atlas (Marruecos) o sea, en la boca atlántica del Estrecho de Hércules, el mismo que hoy conocemos como Estrecho de Gibraltar.

Sinceramente, no alcanzo a comprender porqué extraña razón la mayoría de los que suelen sentir un interés por la Atlántida, prefieren antes ofrecer más credibilidad y apoyo divulgativo a cualquier teoría o hipótesis sobre posibles ubicaciones de la Isla-Península Atlantis, sean las que sean (da igual) antes que aceptar, sencillamente, la única ubicación que refiere Platón y las fuentes primarias, justo delante mismo de la boca atlántica del Estrecho de Gibraltar.

Me pregunto:

¿Porqué los estudios y las conclusiones del autor no se aceptan, cuando no son más que un alegato a tenor de lo que el propio Platón dijo?

¿Si Platón sitúa, y de manera muy precisa, a la Isla Atlantis en un solo punto de nuestro planeta o sea, frente a Gibraltar, entre Cádiz y el Atlas, qué es lo que realmente impide aceptar este hecho incuestionable?

¿Porqué razón nadie quiere aceptar la única ubicación de la Atlántida que nos ofrece Platón y los demás autores de la Antigüedad?

¿Porqué razón si es un francés, como Collina Girard, quien dice algo sospechosamente similar a lo que viene diciendo el autor de este libro, desde hace ya más de seis años, entonces sí se le toma en cuenta, aunque lo que diga carezca de originalidad teórica?

Es obvio que lo único verdaderamente razonable, riguroso y metódico es intentar primero corroborar los datos ofrecidos por Platón, es decir, primero realizar estudios arqueológicos y geológicos submarinos y sistemáticos en la zona descrita por el propio Platón o sea, en el Golfo Atlántico o Golfo de Cádiz, desde Gibraltar hasta las Madeiras. Solamente después de todas estas exploraciones sistemáticas que deberían a su vez realizarse con amplios recursos (no realizadas jamás hasta la fecha) y de que estas resultaran estériles o negativas, sería lógico que intentáramos considerar otras hipótesis sobre otras localizaciones posibles de la isla de Atlantis en otros puntos del mundo. Aunque por lógica y sentido común, las hipótesis más coherentes, y más metódicas serían aquellas que se acercasen más al área descrita por Platón.

La búsqueda científica de la Isla Atlantis tendría entonces que comenzar en semicírculos concéntricos desde el Estrecho de Gibraltar y en dirección hacia el Atlántico. Optar por otros métodos e hipótesis para la búsqueda de la Isla ATLANTIS, antes que descartar primero la ubicación de ATLANTIS ofrecida por los autores originales de la antigüedad significaría, sencillamente, no hacer el más mínimo caso a las fuentes primarias sobre la Atlántida, pero peor aún, sería faltar a la más elemental rigurosidad científica y metódica. Y esto último, no sólo sería un insulto a la inteligencia y a la razón sino a la intuición misma, al sentido común y al conocimiento verdadero.

Es una absoluta falacia decir que cualquier hipótesis sobre la ubicación de Atlantis es válida o que no debería descartarse ninguna. Es una falacia porque, en primer lugar, la única hipótesis que realmente tendría validez sería aquella que intentara primero corroborar las propias palabras de Platón. Que quizás por designios del sino o por simple lógica elemental, es la que el autor viene defiendo desde hace años. Otras hipótesis con derecho a ser consideradas como serias y posibles serían aquellas que plantearan una ubicación relativamente cercana o colindante a la que da Platón, pero sobre todo, una vez descartada esta, es decir, una vez que se haya demostrado mediante una profunda investigación minuciosa que la Atlántida no estuvo nunca en el área donde Platón y todos los autores que se refirieron a ella la ubican o sea, en el espacio existente entre el Suroeste de la Península Ibérica y el Noroeste de África, desde el Estrecho de Gibraltar hasta las Islas Madeiras y las Islas Canarias como punto más remoto posible.

Dar credibilidad a otras hipótesis absurdas -por indocumentadas- que no guardan ni la más mínima relación con la ubicación que da Platón, no es solo faltar a la más elemental metodología de la investigación científica sino que es, además, faltar a la búsqueda sincera de la verdad, esté donde esté, sea cual sea y caiga quien caiga. Principio este que debería ser un lema impulsor para todos los que buscan la verdad. Ya sean esoteristas o científicos.

¡¡Que suerte la de los videntes y esoteristas Madame Blavatsky y Edgar Cayce!! Que tantos investigadores del Mundo entero dediquen esfuerzo, tiempo, y hasta una cantidad considerable de recursos económicos en intentar demostrar sus profecías, sus revelaciones oníricas y sus videncias, y que ni uno sólo se muestre interesado en hacer lo mismo en cuanto a hipótesis (no profecías ni videncias) de considerable rigurosidad científica, como las del autor de este libro que anuncia, con bastante precisión, el posible hallazgo de nada menos que la Acrópolis misma de Atlantis. Todo ello respaldado (y aunque no suene bien que lo diga el propio autor) por el estudio más serio, profundo, riguroso y científico que jamás se halla hecho respecto a la Isla-Península ATLANTIS y los textos originales en griego y latín de los diálogos del Timaios y el Kritias de Platón. Es obvio que muchos investigadores y estudiosos de Atlantis creen -y seguirán creyendo- todo lo contrario o sea, que los estudios verdaderamente serios y rigurosos son los basados en las videncias y en los contactos con espíritus milenarios y maestros espirituales de Cayce y de Blavatsky, por sólo citar a los dos personajes más significativos.

¡¡Que suerte también la del geólogo francés Collina Girard!! Al que sólo por ser miembro de una institución académica, en este caso de la “Academia de Ciencias Francesa”, se le presta toda la atención y el apoyo publicitario del mundo -incluidos los medios de prensa y portales de Internet hispanos que estaban enterados de la autoría y originalidad intelectual del autor de este Libro sobre tales hipótesis-, aún cuando lo que pregona el Sr. Collina Girard no es más que una hipótesis muy similar a una de las que el autor venía defendiendo desde mucho antes. El geólogo francés Collina Girard sí ha sido escuchado y apoyado. Mientras que el autor se ha cansado de enviar resúmenes de sus trabajos a los más importantes medios de prensa de España y del resto del Mundo, incluido el National Geographic (revista que también se ha hecho eco de la hipótesis de Collina Girard), y ni siquiera ha recibido una modesta explicación de porqué se rechazan sus estudios y reclamaciones. En las notas de prensa se demostraba, no sólo la autoría original y pionera del autor de esta obra en cuanto a la hipótesis de ubicar a la Acrópolis de la Isla Atlantis frente a Gibraltar, entre Tanger y Cádiz sino que además, los trabajos del autor eran -y son- mucho más profundos, extensos y objetivos que los realizados por Collina Girard, quien ha confesado públicamente haber llegado a la hipótesis de Atlantis frente a Gibraltar por mera casualidad. Sin embargo, todo estos esfuerzos por parte del autor no han servido de nada. Todos los medios de prensa más importantes del mundo han decidido rechazar y condenar al más absoluto desprecio, al más absoluto ostracismo, no solo al autor sino a todo aquél que ha intentado escribir sobre las teorías y descubrimientos realizados por el autor con relación a la Atlántida frente a Gibraltar.

En fin, que así están las cosas. Parece claro que invertir en las profecías y videncias de Cayce y Blavatsky (entre otros iluminados), en las hipótesis pseudocientíficas de escritores célebres como Charles Berlitz, Graham Hancock, Robert Bauval y Andrew Collins -por citar a los más destacados- o en las teorías de científicos no hispanos, pero respaldados por Academias de Ciencias, es un negocio mucho más rentable que invertir en teorías e hipótesis de producto nacional, aunque estas sean más originales, rigurosas y científicas, como las del autor de este Libro. Pero peor aún resulta hasta incongruente, además de injusto, que un hispano-cubano descendiente de Iberia -como el autor- sea sistemáticamente rechazado, precisamente, por los propios medios de prensa hispanos, tanto por los científicos y oficiales como por los medios más heterodoxos.

Esto es solo una reflexión personal que no pretende realizar ninguna crítica a aquellos que prefieren invertir su dinero y su tiempo en lo que ellos creen o consideran más serio y riguroso o más rentable. Cada cuál es libre de hacer con su dinero y su tiempo lo que le venga en gana. Y yo soy el máximo defensor de esta Libertad. Pero también es injusto que hasta los medios de prensa y televisión del Estado Español, que son financiados principalmente con el dinero de los contribuyentes, como las bibliotecas y demás centros públicos que son del pueblo y para el pueblo, actúen como si fueran medios privados; en este caso igualmente publicando las noticias que más les interesa y rechazando las de otros investigadores como el autor de esta obra, sin dar ni la más mínima y simple de las explicaciones. Resulta cuando menos chocante que estos medios públicos del Estado sí publiquen con todo lujo de detalles las noticias sobre la hipótesis de un geólogo francés a la misma vez que rechazan los hallazgos y las hipótesis de uno de sus propios contribuyentes -como el autor de este libro- sin ofrecer ni una sola explicación de las causas reales que han motivado este rechazo, que sin duda alguna, constituye un profundo desprecio y una flagrante violación de los derechos del autor como investigador, como ciudadano, y como uno de los contribuyentes de tales medios de difusión pública.

El autor no pide que se le reconozca como persona, sólo que se le reconozcan sus teorías e hipótesis. Evidentemente, cada cual es libre de reconocer sólo las hipótesis que más le gusten. El autor sólo pide que se reconozcan las rectificaciones de los graves errores y malas interpretaciones que él ha descubierto en las traducciones más comunes de los diálogos de Platón que hablan sobre la Atlántida. Que se compruebe la rigurosidad de sus rectificaciones y descubrimientos.

Sólo una persona que no le interese la búsqueda de la verdad, esté donde esté, sea cual sea y caiga quien caiga; que solo le interese divulgar las teorías e hipótesis que más le agradan o más convienen, sin importarle lo más mínimo la verdad, la razón, y el sentido común, podría continuar contribuyendo con esta ceremonia de la confusión, perpetuando errores, disparates, falacias y hasta manipulaciones sobre las verdaderas palabras de Platón y los demás autores de la antigüedad que se refirieron a la Atlántida. El autor sólo pide, en honor a la verdad, que le ayuden, al menos, a que sus estudios y sus descubrimientos sobre la Isla ATLANTIS sean igualmente conocidos. Sólo pide que le ayuden a tener, aunque sea, una sola una oportunidad.

El autor espera, sinceramente, que la búsqueda de la verdad, esté donde esté, sea cual sea, y caiga quien caiga, sea lo que realmente importe. Como también espera despertar vuestro interés, aunque sólo sea para que su trabajo sea criticado.