Capítulo V

FORMACIÓN DE JÚPITER Y DE MARTE. EL COMBATE EN EL CIELO. LUCIFER Y LA CAÍDA DE LOS ARCÁNGELES

Las potencias de la Segunda Jerarquía (Principios, Dominaciones y Virtudes) tienen en el sistema planetario una función de organizadores y vigilan la distribución de fuerzas. Son Potencias que actúan fundamentalmente por expansión y por concentración, trabajando el mundo solar por dentro. Bajo su impulso, el Sol primitivo sufrió dos nuevas contracciones. Dichas condensaciones sucesivas eliminaron de su núcleo oscuro dos nuevos planetas: Júpiter y Marte. Para el ojo físico de un hombre que hubiera estado apostado en el planeta Saturno mientras que se formaban Júpiter y Marte, estos acontecimientos cósmicos sólo habrían estado marcados por la aparición de dos nuevas esferas que giraban alrededor del Sol, una de ellas brillante por dentro (Júpiter) y la otra opaca (Marte). Al mismo tiempo, el observador habría visto que la fotosfera del sol se contraía para brillar con una luz más viva y sin intermitencias. Esto es lo que ocurría en el plano físico. Pero el alma de un vidente estaría sorprendida por un acontecimiento mucho más importante que, detrás del plano físico, se desarrollaba en el plano astral. Dicho acontecimiento, uno de los más decisivos de la evolución planetaria, se designa en la tradición oculta con el nombre de Combate en el Cielo. En forma de leyenda ha dejado huellas en todas las mitologías. Aparece fulgurante en la Teogonia de Hesíodo con el célebre combate de los titanes y los dioses, al que está ligada la historia de Prometeo 15.  En la tradición judeo cristiana el Combate en el Cielo se llama la caída de Lucifer 16. Este acontecimiento, que precedió y provocó la creación de la Tierra no fue accidental. Formaba parte del plan divino aunque su realización concreta fue dejada a la iniciativa de las Potencias. Empédocles 17 ha dicho «El mundo nació de dos fuerzas, el Amor y la 15.Prometeo aparece en la «Teogonia» de Hesíodo y en el drama de Esquilo «Prometeo encadenado». Pertenece a la raza divina de los titanes. Cuando Zeus quiere destruir a los hombres enviando un diluvio sobre la tierra, Prometeo advierte a su hijo Deucalión y le aconseja que construya un arca par salvar así a los mortales. Prometeo dio a los humanos una chispa del fuego celeste y les enseñó sus múltiples usos. A él se deben según Esquilo el alfabeto, la medicina, la industria, la navegación, etc. El robo del fuego enojó a Zeus que castigó a Prometeo creando una mujer -Pandora, véase el capitulo VII de este libro- y encadenándolo a una montaña del Cáucaso donde un águila viene a carcomerle el hígado que siempre le renace. Véase en el Apéndice el «Combate de los Dioses y los Titanes» de Hesíodo. 16.Isaías XIV, 12; Apocalipsis XII, 7; Judas 9. 17.Filósofo griego del siglo V antes de Cristo. Según su teoría todo está formado por cuatro elementos: agua, aire, fuego y tierra, los cuales se combinan y separan por efectos del amor y la discordia para originar las cosas, pero sin nacimiento ni creación: nada nace ni muere. Guerra (Eros y Polemos)». Esta profunda idea encuentra confirmación en la tradición esotérica judeo-cristiana con la lucha mutua de los Elohim. Lucifer no es el genio del mal, el Satán en que lo transformó la tradición ortodoxa y popular. Lucifer es un Elohim como los otros, y su mismo nombre de portador de luz le garantiza su indestructible dignidad de Arcángel. Más adelante veremos la razón por la que Lucifer, genio del conocimiento y la individualidad libre, era tan necesario al mundo como Cristo, genio del amor y el sacrificio. Veremos como toda la evolución humana surge de la lucha entre ambos; como finalmente su armonía definitiva y trascendente debe coronar la vuelta del hombre a la divinidad. Ahora tenemos que seguir a Lucifer en su descenso hacia la tierra y en su obra creativa. Entre todos los Arcángeles Lucifer era el representante y jefe patronímico de toda una clase de Ángeles y Espíritus. Era el que había contemplado más penetrantemente y con mayor osadía la sabiduría de Dios y el plan celeste. Pero también era el más fiero y el más indomable. No quería obedecer a ningún otro Dios sino a sí mismo. Ya los demás arcángeles habían creado sus formas pensamientos, los ángeles, prototipos aún puros del hombre divino. Estos ángeles sólo tenían un cuerpo etérico diáfano y un cuerpo astral radiante que, por su fuerza receptiva e irradiante, reunía en perfecta armonía el eterno masculino y el femenino. Los ángeles poseían el amor, la radiación espiritual sin perturbación y sin deseo de posesión egoísta puesto que, astral y espiritualmente, eran andróginos. Lucifer había comprendido que para crear al hombre independiente, al hombre de deseo y de revuelta, era necesaria la separación de sexos. Para seducir con su pensamiento a los ángeles moldeó en la luz astral la forma resplandeciente de la mujer futura, de la Eva ideal, y la mostró a los ángeles. Muchos de entre ellos se inflamaron de entusiasmo ante esta imagen que prometía al mundo alegrías y delirios desconocidos, y se agruparon alrededor del arcángel rebelde.18 Ahora bien, en ese tiempo se formaba entre Marte y Júpiter un astro intermedio. Aún no tenía sino la forma de un anillo destinado a condensarse en planeta después de su ruptura. Lucifer lo escogió para crear con sus ángeles un mundo que, sin pasar por las pruebas terrestres, hubiese encontrado en sí mismo su fuerza y su alegría y que, a la vez, hubiera gustado los frutos de la vida y del conocimiento sin la ayuda del Todopoderoso. Los demás arcángeles y todos los Elohim recibieron la orden de impedirlo porque un mundo semejante hubiera introducido el desorden en la creación y hubiera roto la cadena de la jerarquía divina y planetaria. La lucha ardiente y prolongada en la que se enzarzaron el ejército del arcángel rebelde y sus pares y superior exterminó con la derrota de Lucifer y tuvo un doble resultado: 1) la destrucción del planeta en formación cuyos restos son los planetoides, 2) el rechazo de Lucifer y sus ángeles a un mundo inferior, a otro planeta que acababa de ser arrancado al núcleo solar por los Principios y las Dominaciones. Este planeta era la Tierra. No la Tierra actual sino la Tierra primitiva que entonces era una sola cosa junto con la Luna19 Este episodio cosmogónico constituye un hecho capital de la historia planetaria, una especie de incendio astral cuyo reflejo se encuentra en todas las mitologías yen las profundidades ocultas del alma humana. Primer destello del deseo, del conocimiento y de la libertad, la antorcha de Lucifer no volverá a iluminarse con todo su resplandor sino al sol del amor y de la vida divina, con Cristo.

 

18. Sin duda aquí se encuentra la base de una tradición oculta que pretende que de la unión primitiva de Lucifer y Lilith (la primera Eva) nació Caín, es decir, el hombre descendido a la materia, condenado al crimen, al sufrimiento y a la expiación. Recordemos que todos los relatos de lo que sucede en el plano astral no son sino traducciones imperfectas de acontecimientos que se desarrollan en la esfera de la penetrabilidad.

 

19. En efecto la tradición esotérica admite que en este mismo período, un determinado número de Elohim que no quisieron tomar parte en la creación de la tierra y de los mundos sometidos a las duras leyes de la materia condensada, se alejaron del sol, más allá del circulo de Saturno, para crear el planeta Urano, Neptuno, y otros más. Según la videncia antigua, confirmada por la moderna, nuestro sistema solar salió primitivamente de la nebulosa saturnina. Por ello Saturno es el más antiguo de los dioses. Con él comienza el tiempo.