TARTESSOS

 
                                                     

TARTESSOS Y EUROPA

 

  Miguel Romero Esteo

 

 

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24. Un breve vistazo a los proto­tartesios con el pálido Nórax imperial
 

Pero en fin, y siguiendo de las legendarias historias, a la oceánica górgona Medusa la fecundó el no menos oceánico dios-caudillo Poseidón. Luego el más o menos proto­griego gran Perseo -o más bien, gran Farussio a lo que parece- le cortó la cabeza. O sea, que le arrasó la portuaria cabeza y capital. Y de lo cual resultaron, ya pre-geriónidamente, el gran Krisaor y sus oceánicas y veleras naves-caballos. Y que monstruosas, enormes. O sea, el famosísimo Pegaso, gran caballo de los océanos. Y de lo cual, pues lo dicho, ya luego el gran Gerión y su monstruosa parentela de gentes más o menos serpientes. O sea, el asunto de las naves-serpientes. Y muy mal asunto. O el buen asunto de que del muy navegante y bastante apopis gran dios-caudillo Poseidón pues se originan genealógicamente tanto los tartesios como no menos los atlántidas -que, y para el caso, pues unos y otros son sobre poco más o menos lo mismo- y también los oceánidas del gran Agenor. Y que de la mano de la diosa-princesa Europa pues llevan a los cultural mente proto-europeos minoicos del gran Minos en la mediterráneo-oriental gran isla de Creta o Kéreta. Y que, y si bien miradas, pues culturalmente algo tardo-europeos con respecto a sus parientes ibero-peninsulares que, a poco que nos descuidemos, pues que no menos culturalmente ya como que demasiado proto-europeos. O los muy tempranas proto-europeos y como que de andar por casa.

 

Legendariamente, el cronológicamente proto-tartesio Gerión es un krisaórida. Lo mismo que así también su hermana, la gran serpiente Ejidna -latinadamente Equidna- y con nombre que bastante homófono de lo de los pre-minoicos egeos a lo que parece. Y del matrimoniarse ésta con el gran Tifón del Tártaros -lo dicho, poenes proto-hispanos, el ani­cónico gran dios Saipón y sus saipanos de la religión del fuego, o saipones, y typhones o siphones, que todo es lo mismo­ pues que resultaron, y como geriónidas sobrinos, los óretos o proto-oretanos, y los kario-iberos, y los kimmeros o kimbrios, konio-iberos en suma. Y los esfingos o esphinikes y los habi­dira de las cien cabezas de serpiente. O sea, y en jerga mitológica cocida por los antiguos griegos: el gran can Orto, el gran can Kerbero -latinadamente el famoso Cancerbero, en plan de enorme perro guardián- con la espantosa Quimera, y la tremenda Esfinge, y la Hidra de las cien cabezas y etcétera. O sea, sigue el asunto de las naves-serpiente, o naves de guerra y pirateo. Pero sin tampoco olvidar que lo de los can tan vulgarmente banalizado en perrazos pues más bien o lleva o parece llevar -vía germánicos oretanos terminales, pre­romanos tiempos- al grupo lingüístico proto-germánico, o proto-escandinavo, y que muy metido en los geriónidas asuntos. Incluidos en el tal lote los esfingos como especie de muy literalmente proto-hispánicos desde su esphinikes nada contracto y borroso, y un esphainikes más o menos. Y cuánto bulto por detrás de la Esfinge. Y con el proto-germánico su­fijo -ingo pues en el bulto. Y asomando luego en lo de los proto-noruegos vikingos. O sea, lo normal.


O sea, el bulto está oculto. Pero lo interesante de los ge­riónidas asuntos -y aparte la epopeya-clave de Gerión en su lucha a muerte contra el gran Hércules proto-griego, al invadir éste con sus norteafricanos ejércitos heráklidas el oceánico y próspero sur de la Península Ibérica- está en su legendario y geriónida Nórax, el nieto del gran Gerión. Y que, al centro del Mediterráneo occidental, en la gran isla de Cerdeña -nombre que viene de un Karkedonia, como así también el nombre de la gallega Coruña, a lo que parece- fue el gran Hércules de los pre-romanos sardos, el gran hércules Nórax, que al sur de la isla fundó la portuaria capital de Nora, o más bien Nuria, que Nurri es el nombre indígena para las nunca excavadas ruinas de la ciudad. Lo que implica que a tiempos del geriónida Nórax remiten las enormes y ciclópeas torres­atalayas nuraghi que vienen siendo para protohistoriadores y arqueólogos una especie de enigma. Y que desde la perspectiva del geriónida Nórax metido en el asunto pues hay que datarlas de hacia el año 2000 antes de Cristo, o cosa similar. Arqueológicamente exhumadas, hay en la isla inscripciones de alfabeto ibero-tartesio. Lo que muy bien pudiera impulsar a éste hacia las tales fechas. Y en esta línea estaba más bien el Prof. Gómez Moreno, tan estudioso de las tartesias inscripciones. Pero en fin, metamos por ahora en paréntesis los tales asuntos del geriónida y hércules Nórax, y sigamos de los proto-tartesios tiempos hacia abajo unos cuantos siglos.

 

Pero no sin antes pues apuntar que con lo del molesto y algo pre-cuneiforme alfabeto pre-ibero remitiendo por lo menos hacia el año 2500 antes de Cristo, y con lo de la borrosa relación de escritura jeroglífica y papiros en plan hispano y remitiendo hacia siglos previos, e incluyendo jeroglífica escritura -también fragmentos de cerámicas en el Museo Arqueológico de Huelva- en relación con la pre-cuneiforme escritura jeroglífica en la cuna de la civilización o los sumerios mesopotamios del ahora finalmente Irak, pues que resulta un absurdo prolongar la Prehistoria hispana hasta el siglo VIII antes de Cristo. O la aberración de que un tardo-tartesio se inventó un tardo-alfabeto en base a llegar por aquí los cananeos libaneses -apodados fenicios como sabido es- y llegar con su euro-alfabeto pero que curiosamente asiático, así son las cosas, y etcétera. O sea, los académicos embrollos de pálida la color.


Pero volviendo a los proto-tartesios ibero-hispanamente peninsulares, y en sus muy remotos tiempos con respecto al nacimiento de Cristo pues desde a mitad del milenio II -o el asunto del doble volcán y las insospechadas inscripciones tartesias en peñascos norteamericanos- hasta a mitad del milenio III, o lo de la gran pirámide en Egipto y el gigante y gran rey Gerión en el ibero-peninsular suroeste oceánico, en meramente aproximativos tanteos cronológicos, pues que estos tales proto-tartesios tiempos se corresponden con un milenario periodo de sumergida Protohistoria hispana, o no sé si más bien ibero-peninsular. O con un bimilenario periodo si es que, e incluyendo a los pre-tartesios, remontamos el pro­tohistórico y peninsular asunto hasta a mitad del IV milenio, con lo de los borrosamente proto-hispanos arqueológicamente millarenses y su demasiado gran esplendor -urbanístico, proto-ciclópeo, arquitectónico, metalúrgico, y hortofrutícola- en los tiempos de hacia el año 3400 antes de Cristo, y muy tempranos tiempos. Yo estoy en que en los iniciales cantos épicos del proto-gaélico Leabhar Ghabhala y con respecto a remotos o remotísimos tiempos muy pre-gaélicos en la Península Ibérica pues asoma una muy completa síntesis de borrosa Protohistoria ibero-peninsular. y que comenzando por remotísimas y civilizatorias flotillas ibero-peninsulares de naves -tras lo de Noé y el diluvio, aquí no tan diluvio- que llegando a la isla de Irlanda, y con proto-griegos y ya la escritura en la más remotísima de todas ellas. Pasado de la tradición oral a escritura por irlandeses monjes a comienzos de la Edad Media -o desde la remota y oghámica escritura gaélica- y aparte algunas como que interpolaciones monacales, en cuanto que documento histórico -o la Historia que subyace en los tales cantos épicos- está el Leabhar Ghabhala desacreditado de fantasioso porque en el parece que muy euro­oriental Mar Caspio siempre comienzan las sucesivas y civilizatorias flotillas ibero-peninsulares de naves que en los tales relatos gaélicos, y para pre-gaélicos y remotísimos tiempos ibero-peninsulares, llegando van a la isla de Irlanda desde las costas hispanas. Pero pues que nada de fantasioso si tenemos en cuenta que Kaspe fue el más remoto nombre para el peñón de Gibraltar como hito geográfico y referencial. Y que referencial con respecto a un más o menos amplio entorno geográfico. O sea, que el aparentemente muy demasiado euro­oriental Mar Caspio no es en el texto ese inmenso gran lago oriental y euro-asiático al que venimos llamando Mar Caspio sino que las kaspianas aguas marinas del sur ibero-peninsular en torno al gran peñón de Kaspe en el ahora estrecho de Gibraltar. O sea, un sureño e hispano Mar Kaspio, que no exactamente un geográficamente remotísimo Mar Caspio. y tirando de este hilo, pues como que ya toda la síntesis de ibero-peninsulares tiempos protohistóricos metida en los iniciales cantos épicos del Leabhar Ghabhala pues como que resulta muy clara. O sea, pues aclarémonos.

 

O también aclaramos de que en los tales cantos el asunto -y borroso hecho histórico que subyacerle pueda- de que una gran flota de hispano-oriundos, y desde la isla de Ceilán, circunnavegó el continente africano, y desembarcó en las por entonces tierras proto-tartesias. Acaso con alguna pareja de pavos reales de la India. Y aplíqueselo a los polémicos pavos reales tartesios en lo de las bíblicas naves de Tarsis. Pero no aplicable a lo de los naranjos. Que en esto el injerto-clave va del hispano-autóctono arbusto cidro o naranjo de las naranjas amargas. Tan paleo-malagueñas a lo que parece.
 

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