TARTESSOS

 
                                                     

TARTESSOS Y EUROPA

 

  Miguel Romero Esteo

 

 

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18. Donde los pueblos del mar resultan pueblos del océano, y medio-tartesios los filisteos bíblicos

Y siguiendo del asomar los tartesios como teresh y con flota de naves de guerra y uniformados guerreros en el siglo XIII antes de Cristo, pues que también en el siglo XII los tales pueblos del mar o pueblos muy profesional mente navegantes otra vez con flotas de naves de guerra, y guerreros uniformados, asaltan sistemáticamente a las prósperas ciudades en el egipcio delta del Nilo. Pero en este caso y con los teresh o tartesios, pues incluyendo además de los otros ya citados a los denios y a los pelest o bíblicos filisteos. Y otra vez en alianza con los norte africanos costeramente colindantes con Egipto, los libios y que parecen largarles hilo a los lybio­phoenikes hispanos y proto-malagueños. Y los messeh o massienos. Que indudablemente les largan hilo a los atartesiados y algo chechenos iberos mastienos e hispanos. Con o sin la también algo chechena Mastia de los tartesios pues bien metida en el asunto. Por otra parte, y con el colorido hispanoide -por decir lo menos- de la mitad de los tales pueblos del mar e incluidos los bíblicamente famosos filisteos, que si offiristeos pues remitiendo a la oceánica y algo lusitana Offirussa hispana -la más o menos mitad-sur del ahora Portugal- y que más bien luego Ofiussa. Y con la otra mitad de los tales muy navegantes pueblos remitiendo a que muy tranquilamente mediterráneo-occidentales, caso de los síkulos y los sárdanos, pues que lo de denios muy bien puede remitir hacia una ibero-tartesia y proto-valenciana Denia portuaria -y aquí lo de que, en el massaliota periplo, precisamente hasta una más o menos sumergida y proto-valenciana Denia se extendieron en alguna remota época los hispano-oceánicos dananno hacia los borrosos e hispano-oceánicos tartesios, o hacia los borrosos e hispano-oceánicos kardedonios de la famosa y demasiado imperial circunnavegación del continente africano desde el estrecho del Gibraltar hasta el larguísimo y océano­índico mar Rojo, con su costa egipcia a un lado y su costa arábiga al otro lado. La ya dicha circunnavegación del gran rey karkedonio Annón, presuntamente cartaginés, con los kardekonios como tyrios en el perdido periplo de Ofelas. O en fin, que quien dice karkedonios pues más o menos está diciendo donios a secas, y denios a la menor oportunidad. Y que xarxedonios o tarsedonios pues en cualquier momento.

 

Resulta curioso que los denios asoman ya un par de siglos antes en el Mediterráneo oriental, y por allí se asientan en el rincón noreste al arrimo de la isla de Chipre. O sea, el previo siglo XIV. O tiempos en los que aparecen por allí -algo más abajo en el mapa, en la cananea o pre-cananea costa siria- y como aves domésticas, traídas de no se sabe dónde, las gallinas. Que normalmente se las remite a origen en la India, o alrededores. Resulta no menos curioso que, con respecto a las cosas que en este mediterráneo-asiático Oriente Medio -Siria, Palestina, Líbano, e incluido Egipto- apareciendo van de repente a lo largo de su larguísima Protohistoria -el bronce, la plata, la gallina, lo que sea- los especialistas se las remiten piadosamente, o en una mera deducción piadosa, pues a origen en obscuros territorios que demasiado muy a trasmano para las tales remotas o remotísimas épocas. O especie de todavía obscuros e insondables pozos sin fondo, y así pues el Cáucaso, Etiopía, la India, etcétera. O el caso del bronce, que lo remiten al Cáucaso, y a ver qué cae. O el caso de la plata, que se la remite a Etiopía, y a ver si hay suerte. Precisamente la plata, y traída de no se sabe dónde, asoma en las asiático-mediterráneas gentes -incluidas en el asunto las cananeo-libanesas ciudades fenicias de Tyro y Sidón- hacia estos tiempos. En los que los famosos pueblos del mar y que cada vez más bien pues van resultando ya pueblos del océano -con los hispano-karkedonios oceánicos ya bien instalados en la isla de Cerdeña, y convertidos en sárdanos y de los que los finalmente italianizados sardos isleños pues organizan su segundo ataque coordinado contra Egipto. Los especialistas del tema apuntan hacia que hay un sumergido centro coordinador en las guerreras confederaciones de los tales pueblos del mar contra el Egipto. Y yo estoy en que el tal centro co­ordinador -o grupo hegemónico- está en los teresh o hispanos tartesios. Entre otras razones, porque asoma ya unos cuantos siglos antes un gran despliegue naval tartesio­navegante y algo imperial en lo de naves tartesias atravesar el Atlántico y dejar sus tartesias inscripciones en serie de rocas fluvialmente norteamericanas. O sea, que navegando entraban por los grandes ríos navegables, incluidos los no menos navegables y anchos afluentes. Y escribo que algo imperial el tal asunto porque en las tales americanizantes naves tartesias no sólo va gente de alfabeto tartesio, sino que también gentes de norteafricano alfabeto lybio o númida, o especie de que proto-argelino y proto-marroquí si por más señas. Y escribo que entre otras razones porque pues también en razón de la inmensamente imperial empresa del karkedonio Annón -presuntamente cartaginés, pero que más bien un kárkdono o xárkdona que convertido en un sárdana al menor descuido- con respecto a circunnavegar de una descomunal flota de monstruosas naves -atiborradas de colonizadores lybios hispanos, territorialmente tartesios- el inmenso continente africano. Y en sus larguísimas costas, y tanto si océanico-índicas como si atlánticas, pues irle fundando una interminable serie de portuarios enclaves, o estratégicos puertos de escala y aguada. Y etcétera.

 

Y como la tal descomunal y karkedonia gran flota de enormes naves-monstruos -que, lo dicho, me supongo catamaranes, los últimos catamaranes atlánticos sobreviven en las africanas costas guineanas- pues salió de una kardekonia y tartesia Gades o Gadir, la finalmente andaluza Cádiz, y como de tal descomunal navegación colonizadora inscribió un memorial en el templo de Kronos -de los sacerdotes kurun proto-georgianos, lo del legendario Kronos o Koronos parece ir vinculado a la religión del fuego- y no se sabe si en gran bloque de piedra o en gran chapa de metal, y como en la romana previamente pre-romana y tartesia Gades había un templo de Kronos, pues que el grabar en piedra o metal la tal imperial empresa en este templo de Kronos pues encaja como que bastante. Pero si teniendo en cuenta que, tan vetusto y en paralelo con el tal templo de Kronos, estaba por allí al lado el famosísimo templo del famosísimo gran Hércules. Que, lo dicho, fuentes varias remiten al remotísimo e inicial dios­hércules, el gran Hércules Tarsio que borrosamente en el no menos inicial asunto del ibero-peninsular estaño hacia el año 2800 antes de Cristo. Pero que se lo sigue asumiendo como si el ya algo tardo-hércules o gran Hércules griego. En el tal templo de Hércules había un par de gruesas y espesas columnas de bronce atiborradas de espesa escritura que a los tardo­tartesios gaditanos de los tiempos en tomo al nacimiento de Cristo pues les parecían números. Que por entonces pues ya los muy rectilíneos y geométrico s numerales romanos en base a letras del latino alfabeto. O sea, los III, IV, V, IX, X, L, LV, y etcétera. Y que es pues lo más parecido a los signos del muy rectilíneo y geométrico alfabeto lybio norteafricano y tan demasiado arcaico o remotísimo. Con que pues parece como que a las tales broncíneas columnas borrosamente annonas se las habían trasladado del gaditano templo de Kronos al no menos gaditano templo famosísimo del gran Hércules. O en este caso, pues entre un dios y otro dios, o que pues semi-dios más bien.

 

Pero sin tampoco olvidar que, y lo mismo que borrosamente con respecto al tal gaditano templo del gran Kronos, también de la religión del fuego iba al tan famosísimo y gaditano templo del gran Hércules. Que de mano de los cultos romanos y griegos -Estrabón al respecto- llamado el Heraklión, pues en atención a que Herakles era el Hércules griego. Que a los cultos romanos y griegos lo del muy previo gran Hércules Tarsio pues que se les había ido del horizonte y del mapa. y por más que el eruditísimo Varrón en tiempos pre­vios al nacimiento de Cristo -se lo calificaba de que el más erudito y cultísimo entre todos los demás escritores romanos­ ya se había publicado un no menos erudito estudio con respecto al nombre de Hércules, y en el que catalogaban a unos cuarentaitantos hércules para sólo el ámbito del Mediterráneo occidental. Entrando en tema más substancioso, lo cierto es que a los romanos los tardo-tartesios indígenas gaditanos les remitían el origen del famosísimo gran templo hacia los tiempos de la no menos famosísima guerra de Troya. Cuyo subyacente hecho histórico los protohistoriadores especialistas en los antitroyanos y proto-griegos micénicos y su ciclópeo gran esplendor pues se lo han venido remitiendo a tal siglo XIII en el que, y con flotas de navíos de guerra, y navegantes guerreros muy uniformados, los teresh o tartesios en federación con otros pueblos del mar lanzan un primer asalto masivo contra el Egipto mediterráneo. Al respecto, pues que en paralelo y según Hornero la famosísima guerra de Troya es también una confederación de pueblos navegantes liderados por los aqueos, tanto si ya griegos como si todavía nada griegos. O medio-griegos. En el mejor de los casos. Y que el famosísimo caballo de Troya tan naviero y que los griegos lo hacen entrar en el troyano puerto de los dárdanos pues lo dicho, o ya tesis doctoral en el asunto: una enorme nave, con sus bodegas atiborradas de ocultos guerreros armados hasta los dientes, y en la que de mascarón de proa pues una gorda cabeza de caballo bien tallada en madera. O sea, una nave muy característicamente tartesia, y hasta incluso -la enonne y pagausa nave- pues proto-tartesia. y muy característica no sólo en tanto que enonne, Y como que para largas travesías transoceánicas, sino que también en cuanto que nave-caballo y cabeza de caballo el mascarón de proa. Con lo cual pues como que resulta que, a fin de cuentas, tártanos o tartesios pues son lo mismo. Y lo mismo pues igualmente tártanos y dárdanos.

 

O lo ya dicho de que, con los ibero-peninsulares Y gaditanos indígenas hispanos refiriéndose a la famosísima guerra de Troya como a especie de indígena hito hispano y que les venía sirviendo de referencia para fechar épocas algo remotas
con respecto a indígenas asuntos -la inicial construcción de su famosísimo templo del gran Hércules Tarsio, y que finalmente trabucado hacia el folklórico gran Hércules griego- y con el no menos asunto de que de una griega guerra de Troya no menos famosísima pero geográficamente distante a unos tres mil kilómetros -en el estrecho de los Dardanelos, la entrada del Mediterráneo hacia el Mar Negro- pues que más bien los hispanos no sabrían nada de nada, parece que resulta lógico que pues más bien se referían a una ibero-peninsular y famosísima guerra de Troya. Con lo que pues lo ya dicho con respecto a que el genial gran Homero -y lo mismo que con el asunto de Ulises y la Odisea famosa- trasladó el asunto al ámbito de los Dardanelos y sus alrededores desde el extremo oeste mediterráneo. O algo así como que desde los borrosos -o no tan borrosos- y peninsulares proto-griegos euro­occidentales se lo trasladó a los proto-griegos micénicos y aqueos. Yo estoy en que lo de aqueos remite en directo hacia los helenoides uakkeos ibero-peninsulares del gran río Duero, los ortográfico-fonéticamente vaceos en la latinización del asunto. O sea, oceánicas gentes. En realidad, y si bien mirado el asunto, en lo del atacar al Egipto los euro-occidentales pueblos del mar pues más bien el asunto va de pueblos del océano tranquilamente euro-occidentales. Y así los teresh o tartesios. Pero también los ekwesh o aqueos, y que uakkeos en suma. No menos los danuna o denios, y remitiendo a los teutha dé-danaan que, en plan de especie de muy proto­vikingos, tienen mucho trapicheo navegante desde la ibérica península a las Islas Británicas, y con proto-griegos incluidos en el asunto, en los cantos épicos del proto-gaélico Leabhar Ghabala que también pues proto-irlandés. Y de lo cual, y extensión oceánica a la mediterráneo-occidental gran isla de Cerdeña los anti-egipcios sherden o sárdanos.
 

Quedan también de muy borroso tufo oceánico los weshesh o veseos, y que los egiptólogos interesados en lo de los pueblos del mar atacando a tierras egipcias, pues no saben adónde remitirlos. Acaso pues habría que remitidos al oeste de los borrosos y galaicos oestrimnios del estaño. Que pues o un oestyriños fonéticamente, o un oesturiños más bien. Con los gallegos y actuales sufijos en -iños y similares. Que eso del -mn- es fonéticamente la letra Ñ del alfabeto español. Y pues en plan de que gallegos sufijos residualmente ancestral es. Con el tal oes pues remitiendo a un eteos y con su fonético equivalente en un esseos como es lógico. Con o sin meter en el asunto, y desde la más indígena raíz tur- para los de tartesios -y así en lo de túrdulos, y en lo de turdetanos o tursetanos- pues acaso y sobre poco más o menos un oestursiños en plan de un eseos-tartesiños muy del estaño, y que muy estañeros. Y desde el et- metido en el nombre de los tartesios o tartesoides etmaneos y en el ámbito finalmente sevillano, y según el massaliota periplo del siglo VI antes de Cristo, o no sé si del VII más bien, pues remitiendo el tal asunto también hacia los eteos cretenses. Que asoman de eteo-krétoi y como residuales de los remotos minoicos de la diosa Europa -o al menos así los especialista del asunto- y con su misteriosa lengua, y sus misteriosas inscripciones en alfabeto griego­arcaico, en los tiempos de la ya gran Grecia clásica, o previos. Claro que, en los oestrimnios tales, el -trimnios pudiera no ser más que un tirimnios a modo de un tirrenios y en plan de pre-itálicos proto-etruscos hispanos, y que lingüísticamente pues en mestizaje con euro-occidentales gentes indoeuropeas. Que también en la lengua etrusca hay mucha Ñ con lo del etrusco como sobrenombre, y los rasenna como su auténtico nombre en su etrusca lengua. Y con el -nn- pues más bien los raseña y muy tranquilamente.

 

Eso pues muy bien pudiera llevamos a que hay un borroso raigón etrusco, o proto-etrusco más bien, metido en lo de los tartesios hispanos. Incluida la homofonía entre que de un lado la tartesia raíz tars- o turs- que resbalando hacia un turd­ tanto en lo de los terminales tartesios turdetanos como no menos en los borrosamente atartesiados túrdulos o al menos atartesiados en el caso de los proto-extremeños algo lusitanos -y no sé si hasta en el de los proto-cordobeses, según el geógrafo Ptolomeo- y que pues, y de otro lado, lo de los etruscos pues que también tyrsenos y no sólo tirrenos. Acaso con un tyrasenna que acabando luego en ya meramente un rasenna obvio. Pero teniendo en cuenta que sólo asoman de unos tyras si bíblicamente. Con o sin lo de que, borrosamente, el tal tyrasenna venga etimológicamente sumergido en un muy imperial Annón. Y sea más bien un tyrisanna en plan de epónimo. Y de que pues los tyrios del demasiado imperial Annón y su circunnavegar imperialmente -y colonialmente- todo el inmenso continente africano, al menos en cuanto a sus larguísimas costas oceánicas, y tanto si occidentales como si orientales. O en fin, y de las tales someras arqueologías lingüísticas, pues que desde las legendarias historias el nombre de Radamante para el tercer hijo de la diosa Europa -e hijo que simultáneamente asoma en la muy refinada y minoica isla de Creta y en el oceánico sur hispano- muy bien pudiera remitir a un también resbalar de un rasa- a un rada- y ser más bien un Rassamante. Con el rasa pues remitiendo a los muy proto-etruscos rasenna pre-itálicos. y con el -mante pues remitiendo hacia los hispanos y terminales maneos o manetes y que más bien ya pues los muy proto-sevillanos etmaneos y según el massaliota periplo.

 

Por otra parte, de los philistim -bíblicamente- o filisteos el tufo a oceánicos ya dicho quedó. Con lo que el nombre re­mite a un offirusios y offilusos que pues por un lado el oeste oceánico hispano como Offirussa u Offiussa. Y de lo que la portuaria y portuguesa ciudad de Faro, al arrimo de la oceánica frontera española, es la terminal. O que pues tranquilamente un o-faro con las indoeuropeas lenguas -gallega, y portuguesa- que han venido pululando por el tal offirusso y offiluso oeste ibero-peninsular y oceánico. Incluida la proto­griega y pre-romana lengua de los uakkeos del río Duero en las ahora portuguesas costas. Y de lo que, y casi con toda seguridad, el anteponerIe en las tales lenguas a los nombres partículas-artículos -así en el o y el a y el as y el os evidentemente- y que tan descaradamente helenoides. O en fin, tengo en mi biblioteca el muy grueso The philistines and their material culture sobre los filisteos, de la arqueóloga israelí Trude Dothan, y del cual pues lo único que saco en claro, o en síntesis más bien, es que a mí los filisteos sarcófagos cerámicas, y de forma y estatura humanas, pues me remiten a los más bien tartesios sarcófagos gaditanos que se vienen exhumando arqueológicamente. y que los especialistas -y muy rápidamente, y muy deductivamente las deducciones­ pues remiten tranquilamente a que cananeo-libaneses, o cananeo-fenicios. y todos aquí pues a esperar. El asunto con estas férvidas hispano-orientalidades feniciófilas, y libanesas, es que el substrato de los cananeo-libaneses, llamados los fenicios, unos muy tardo-fenicios más bien, está en que toda la tal mediterráneo-asiática costa -Siria, Líbano, Palestina- previamente a los semíticos cananeos, y arameos proto-hebreos incluidos, fue una costa de los qeru o gran país de los qeru y así en textos egipcios de hacia el año 2000 antes de Cristo.

Los egiptólogos remiten el tal asunto a los carios que por las tales fechas -y  Herodoto al respecto- eran los ingenieros navales de los minoicos -con o sin Radamente incluido- de la más o menos diosa Europa. Que tuvo altares en los carios terminales, en la ahora turco-asiática costa y región algo más arriba de la isla de Rodas. Las luego muy famosas Mileto y Efeso -cuando ya griegas y jonias- fueron inicialmente carias. Y medio-caria de nacimiento y crianza fue el gran historiador griego Herodoto. Que nos dice que los konios terminales -algo más debajo de la isla de Rodas precisamente, en la tal costa- eran más o menos una variante de los carios. Una variante meramente cultural, y no precisamente lingüística. Que de inscripciones arqueológicas, los carios eran indoeuropeos, al menos a medias, y los konios pues de enigmática lengua pre-indoeuropea.

 

Pero a lo que voy. En las tales euro-occidental izadas costas del país de Qeru, y como inevitables hermanos culturales de los carios, asomarían también los konios. Asoman. Y teniendo en cuenta que de muchos nombres de santuarios resulta finalmente el nombre de una ciudad, pues yo estoy en que del probablemente santuario de la konia diosa Biblis -nombre unido al asunto de los bibilos o papiros- resulta el enigmático y famoso nombre de la pre-cananea y portuaria ciudad de Biblis, helenizado luego en un Biblos. O sea, que no tan enigmático. Y largándole hilo no sólo etimológicamente al nombre de la Biblia sino que, y no menos, hacia que el hispano y algo tartesio kunetes o kynetes no sea, si bien mirado, más que un konio-eteos y con lo que pues en el asunto de la diosa Europa pues que casi resuelto ya el problema, y en plan diosa de las aguas. Y de las plantas acuáticas, los papiros, por ejemplo. En fin, los famosos y euro­occidentales filisteos, de los que viene el nombre de Palestina. Los filisteos del gigante Goliat combatido a pedradas por el hebreo y mozo rey David. Que, y dicho sea de paso, cuando todavía mozo era y no rey, le regaló a su hebreo rey Saúl los genitales prepucios sangrantes de unos cien mozos filisteos, mozalbetes más bien. O el otro filisteo y bíblico asunto, cuando -y muy previamente- la famosa y filistea Dalila al hebreo y famoso Sansón, y para recortarle toda la potencia varonil, le corta los cabellos. Con lo que pues parece como que le cortó o recortó no precisamente los pelos, y que lo de los cabellos es un bíblico eufemismo para piadosamente salvar lo insalvable. O sea, los ex-oceánicos filisteos. O especie de proto-marroquíes luego hispanizados, y finalmente llevados al extremo oriente mediterráneo. O el asunto de las naves-serpiente como naves de guerra, y no de pesca ni de cargamento. O en fin, también lo de sus navegantes camaradas los lukka parece tener tufo oceánico si no unos más o menos malukka o malakkos, sino que más bien unos luxxa y remitiendo el asunto hacia que offirusos proto-lusos, o muy arcaicos ilixios o uliseo lusitanos. Y felices todos. O sea, los offilisteos o filisteos llevando al eteos o es seas como un sumergido okkeos u oxxeos para significar oceánicos. Que asoma en los de los filisteos como philisti o pelasgos, o sea, phili-uascos y como si en plan de un phili-akeos para significar phili oceánicos. Y descarriados los biblistas pues buscando lo de la bíblica Offir en el Océano Índico. La misteriosa Offir.

 

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