TARTESSOS

 
                                                     

LA LOCALIZACIÓN DE TARTESSOS

 

  Por Pedro Martín -  pmartgar@gmail.com

 

 

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Senda del Pinar de la Algaida, Sanlúcar de Barrameda.
by R. Pico / F. J. López
 

En unas vacaciones familiares hacia 197*, visitando Sanlúcar de Barrameda, acabamos no sé por qué razón en un lugar singular llamado el pinar de la Algaida. Un pinar aislado en medio de las marismas, sin razón lógica, situado al final de un camino a ningún sitio. La colonia de la Algaida se encuentra situada al norte de Sanlúcar, y está constituida por una serie de pequeñas fincas de cultivo engarzadas a la carretera. A unos XX Km., la colonia termina en la zona denominada "El Tarelo", en la que se sitúa una laguna artificial, creada en 19**, y que es hoy lugar de parada para aves migratorias. Inmediatamente a continuación del Tarelo, comienza el pinar de la Algaida. El camino, ya de tierra, tuerce hacia el noreste y atraviesa el cerrado pinar, sin construcciones, y conduce a un cruce sin especial relevancia de caminos entre marismas. Ya resulta singular la existencia del pinar en sí, sobre un terreno que no es en principio sedimentario, en una zona de forma de almendra situada entre marismas. Pero lo que entonces nos llamó más la atención fue la disposición de multitud de pequeños montículos formados por piedra suelta, situados entre los pinos. Lo cierto es que la forma y dimensiones de los montículos recordaban los tell del creciente fértil, a escala de vivienda individual. Era fácil imaginar un poblado de la edad de bronce esperando ser sacado a la luz. Además, entre las piedras tipo mampuesto se veían numerosas conchas blanqueadas, del tipo de las que se utilizan para la púrpura, lo que sugería relaciones con los fenicios...
 
Bien, yo era muy joven, y lo cierto es que la singularidad (soledad) del pinar y mis ganas de descubrir misterios hicieron que desde entonces la Algaida fuera mi Tartessos particular. Algún día volveré a visitar el pinar. Tal vez pueda ahora mirarlo con un ojo más crítico, y comprobar si, como el paso de los años me ha hecho suponer, los montículos son restos antiguos o tal vez simples vertidos de camiones con escombros procedentes de construcciones de Sanlúcar o de la excavación de la misma laguna del Tarelo.
 
El Tartessos de Schulten se encontraba situado en el Cerro del Trigo de la barra costera de Matalascañas. El hispanista alemán encontró en sus excavaciones los interesantes restos de lo que ha demostrado ser, con el tiempo, un poblado pesquero de época romana. El investigador no prestó demasiada atención a dichos restos, convencido de la localización. Muchos años después, abandonados sus esfuerzos, Schulten admitía haber estado quizá equivocado acerca de la localización. Cierto es que había estado buscando en uno de los lugares a priori más coherentes con la Ora Marítima de Avieno, texto base para el alemán y, de hecho, para todo investigador en el asunto tartésico.
 
La "Ora Maritima" es un largo poema que describe, con tono algo pretencioso, toda la costa del Mediterráneo, comenzando en el cabo de San Vicente* y recorriendo la costa hacia el este. Sólo se conserva el tramo inicial que acaba en Massalia. El texto, al parecer basado en un antiguo portulano fenicio, describe con precisión puertos, ciudades y elementos singulares del paisaje. Muchos de ellos aún no han sido identificados, pero al parecer, la precisión en la descripción en los que sí lo han sido es garantía de la realidad de los que aún no se conocen. Y entre ellos, se encuentra la ciudad de Tartessos. No hay que olvidar, en cualquier caso, que la Ora Marítima se escribe el el siglo II DC, es decir, unos quinientos años después de que desaparezcan las referencias históricas a Tartessos y se considere, en suma, que la civilización tartésica había desaparecido. Además, Avieno escribe a un amigo al que desea impresionar con sus conocimientos, por lo que junto con la exactitud hay cierta tendencia a la exageración. Por último, hay que recordar que el hecho de tratarse de un poema hace que se prime en ocasión la consonancia o musicalidad sobre la precisión.
 
(De Rojas) "La descripción más completa sobre Tartessos se encuentra en los versos de la Ora Marítima de Avieno, en los que se transcriben una serie de datos tomados también de un autor, púnico seguramente, del siglo VI a. C., coetáneo, por tanto, de los hechos que describe y que presenció personalmente. Los datos del poema, que parecen del siglo VI a. C., son los siguientes: Tartesos está en una isla del golfo de su nombre, en el cual desemboca el río Tartesos, que baña sus murallas, después de pasar por el lago Ligustino. El río forma en su desembocadura varias bocas, de las que tres corren al oriente y cuatro al mediodía, las cuales bañan la ciudad. Arrastra en sus aguas partículas de pesado estaño, y lleva rico metal a la ciudad de Tartesos. Cerca se hallan el Monte de los Tartesios, lleno de bosques, y el monte Argentario, sito sobre la laguna Ligustina, en cuyas laderas brilla el estaño. La ciudad de Tartesos está unida por un camino de cuatro días con la región del Tajo, o el Sado, y por otro de cinco con Mainaké, donde los ricos Tartesios poseen una isla consagrada por sus habitantes a Noctiluca. El límite oriental del dominio de los tartesios estuvo, en tiempos, en la región de Murcia y el occidental en la de Huelva (Ora Marítima, 54, 100, 179, 223, 225, 265, 284, 291, 296, 308, 428, 436)."

Según Avieno, Tartessos es una ciudad que se encuentra situada en una isla situada entre los brazos del río Betis, en su desembocadura, justo después del lago Ligustino ("Lacus Ligustinus"). Se encuentra junto al monte de la plata (Mons Argentum).
 
El primer problema de la descripción es situar el río Betis. Multitud de fuentes históricas identifican a éste con el Guadalquivir, principal río de la Bética, pero no faltan identificaciones diferentes. Unos consideran que pudiera tratarse del Tajo, de hecho río más largo de la península, y que cuenta con islas apropiadas en su desembocadura, que harían a Lisboa una candidata a Tartessos. Sin embargo, es muy probable que la medida real del río fuera difícil de cuantificar entonces, y probablemente el río más grande fuera el que tuviera mayor tramo navegable (medible), y en este caso es el Guadalquivir el que se lleva la palma. Otro candidato es el Guadalete, que permitiría que la isla Euritia (Gadir) fuera el lugar de Tartessos. Sin embargo, no puede decirse que el Guadalete pueda tener algo que le permita, bajo algún aspecto, ser considerado como el mayor río, ni que pueda decirse que viene del Monte de la Plata. Algunos autores "conectan" la desembocadura del Guadalquivir con Cádiz, sugiriendo el paso a través de la cadena de depresiones situada al norte y oeste (*) de Jerez, pero una mirada al topográfico actual impide tener en una mínima consideración esa hipótesis, que fue defendida, sin embargo, por el mismo Schulten. Pero no es posible que en un período geológicamente breve haya sido posible tal modificación de orografía, a pesar de lo cual la conexión Guadalquivir - Cádiz aparece en muchos planos, como el mapa que se presenta. (*)

Quizás el más serio candidato a competir con el Guadalquivir sea el Río Tinto, ya que no se encuentra lejos de la zona habitualmente asociada con Tartessos, y posee desde luego una riqueza mineral muy accesible. En favor del Guadalquivir hay que considerar sin embargo, que una la localización en las marismas tendría, en cualquier caso, un acceso fácil a las minas, a través de, por ejemplo, el Rocío (*).
 
Hay dos aspectos vienen a reforzar, en mi opinión, la identificación del Guadalquivir. Por un lado, hay que considerar que de acuerdo con todas las fuentes ( y una vez eliminadas, como parece lógico siguiendo a todos los investigadores recientes, las referencias de la Tarshish bíblica, actualmente identificada con la India) hacen referencia a un pueblo no marinero, sino minero y de manufactura, un pueblo de interior (aunque cercano a la costa), lo que en mi opinión no casaría con una isla como Cádiz, tan expuesta. La segunda es la referencia al famoso Lago Ligustino ("ligus "tinus"?). Es difícil identificar un lago como el descrito (y que probablemente era apreciable desde la costa) en la desembocadura de cualquiera de los ríos candidatos, mientras que en la desembocadura del Guadalquivir bastaría con "barrer" los sedimentos de las marismas para obtener un magnífico lago interior. por ejemplo, hasta la cota +6, por ejemplo. Efectivamente, es posible y hasta esperable que Avieno pudiera exagerar la riqueza de Tartessos o lo longevo de sus reyes, o incluso el número de brazos de la desembocadura del río, pero no hay razón para inventar un lago interior como el Ligustino, descrito como de grandes dimensiones. Y dado que no existe ninguno en la actualidad en el área referida por el autor latino, cabe pensar en zonas que pudieran ser lagos en ese momento histórico, y que hoy día, desecados, fueran arenales o zonas pantanosas. Y en ese sentido, las marismas del Guadalquivir son el lugar más evidentemente "lacustre". Si pudiéramos "reconstruir" la línea de costa y el perfil del lago, podríamos quizás buscar islas en las que identificar los restos de la elusiva ciudad. Quizá entonces, utilizando fotografías aéreas, pudiéramos curiosear en el pasado.

¿Es posible reconstruir el trazado del lago Ligustino? Recientemente, un personaje que tiene en su haber artículos sobre temas tan dispares como (*), aseguraba en un artículo, publicado únicamente en Internet, haber localizado, por medio de fotografías aéreas, los restos de unas construcciones rectangulares en el centro aproximado de una serie de círculos concéntricos, situados algo al sur de la Isla Mayor, situada en las marismas de Doñana. Según este autor, los círculos concéntricos corresponderían con la descripción de Atlantis, que sería también Tartessos. Sin más datos, y sin identificar con precisión el lugar investigado. No doy mucho crédito a este artículo, que sitúa la ciudad en un lugar impropio para la edificación.
 
Como arquitecto, considero que para que un lugar en la desembocadura del Guadalquivir pudiera ser considerado como válido para la construcción de una ciudad, debería cumplir una serie de condiciones (estar a salvo de posibles crecidas, estar razonablemente bien defendido, estar bien comunicado con el interior, etc.), de las cuales la más obvia es la de estar situado a una cota que permitiera estar permanentemente por encima del nivel del agua. Un río como el Guadalquivir, que tiene una pendiente reducida durante un tramo final muy largo, tiende a arrastrar gran cantidad de sedimentos ligeros (arena). Dichos sedimentos acaban precipitando frente a la desembocadura, formando barras arenosas en medio del cauce, situadas perpendicularmente a la corriente. A medida que aumentan los sedimentos, la barra va bloqueando el flujo de agua, por lo que a menudo el río divide su cauce para verter al mar por dos o más bocas, cada una de las cuales puede formar a su vez, con el tiempo, una barra nueva. En el Guadalquivir, existe un límite geográfico inferior muy definido, que va de Sanlúcar a Lebrija. El río tiende a apoyarse en ese límite natural, por lo que desde tiempos anteriores a Tartessos existe una definida barra costera, desde matalascañas al cerro del trigo, que el río supera únicamente por el lado de Sanlúcar. Tal vez en tiempos antiguos otro brazo pudo salir por el valle del Rocío hacia Huelva, dejando la barra como isla; pero la cota del valle actual y sus características geológicas indican que esa conexión, de existir, se cerró ya mucho antes de la existencia del reino. Schulten consideró que esta barra debió ser la isla de Tartessos, de ahí sus excavaciones en el Cerro del Trigo.
 
La barra de Matalascañas supone, pues, el cierre entre el lago Ligustino y el mar. En el antiguo área del lago, de cota muy homogénea entre +2 y +5 metros, el río serpentea en cauce indeciso. Abramos ahora el grifo, y llenemos de nuevo el lago.

Para poder hacer el trazado, lo primero sería necesario obtener un buen plano topográfico de la cuenca baja del Guadalquivir, es decir, del triángulo aproximado Huelva - Sevilla - Sanlúcar, acompañándolo de un buen plano geológico (ideal si fuera de la historia geológica de Doñana). Buscando en Internet, he podido localizar un topográfico nacional, gestionado por un programa que combina ortofotos con una base de datos de nivel, y un escaneado de los topográficos del instituto geográfico nacional. He localizado algo de información geológica, pero a escala muy general. Para localizar las zonas de sedimentos que puedan haber variado en los 12.000 años desde el origen de la cultura tartésica, seguiremos el criterio de dibujar la cota de nivel +7,5 (*) en un cartográfico general, localizando posibles zonas (islas) que puedan superar ese nivel, para luego definirlas con mayor precisión en el cartográfico, más detallado, del IGN. El artículo de W(*) me había animado a utilizar el Google Earth, sin poder localizar las estructuras señaladas por éste. Navegando por zonas cercanas, creí localizar algunas zonas sugerentes, en las que se observaban aparentes estructuras, el tramas no alineadas con los cultivos. Lo cierto es que no sabia ni qué aspecto podría tener lo que buscaba visto desde el aire, pero seleccioné algunos lugares que me parecieron sugerentes y que esperaba confirmar o refutar con el trazado del lago. La mayoría e encontraba en el centro de la marisma (Isla mayor, etc.).
 
Comencé pues por utilizar el programa de planos mas general, que me permitía "generar" un plano de curvas de nivel para todo el triángulo Sevilla - Huelva - Sanlúcar. Lo saqué impreso en un papel y con un lápiz de color tracé lo que sería una curva de +7,5 metros sobre el nivel del mar, obteniendo lo que sería el contorno del lago.

 



(Vínculo a imagen 1200 pp.)
 

Lo primero que comprobé es que el perímetro del lago no coincidía con el trazado que se suele asignar. Era evidente que el plano que circula por la red tiene más de estimación gruesa que de trazado hecho con un mínimo de rigor; imprecisión se pone de manifiesto de modo evidente en la ya comentada conexión entre el Guadalquivir y Cádiz vía Jerez. El perímetro obtenido a partir de las curvas calculadas por la aplicación resultaba mucho más coherente con el entrono geográfico. ¿Y qué hay de las posibles "islas"? Bien, el trazado dejaba por encima de la cota elegida una amplia barra que abarcaba la zona norte de Isla Mayor, lo cual vendría, aparentemente, a apoyar la localización que me sugería el Google. Sin embargo, la cota era apenas de +9 ó +10, es decir, muy poco por encima de la cota elegida. Esto sugería que la barra de Isla Mayor ha sido siempre un conjunto de sedimentos no excesivamente sugerentes para la construcción de una ciudad. Además, hay que considerar que Tartessos, si bien una ciudad "interior", debía tener acceso fácil desde el mar, y ello no parece probable en el entorno de Isla Mayor, en el que los terrenos inundados debieron tener poca profundidad.

Entonces, ¿dónde? Bien, al trazar el lago sobre el cartográfico general, inmediatamente me llamó la atención que apareciera una pequeña isla muy cerca de Sanlúcar. De acuerdo con el llenado del lago, la isla quedaría rodeada por dos brazos del río, de los cuales el situado al oeste de la isla correspondería con el actual. En este caso, la "isla" tenía, aparentemente y siempre a partir de ése cartográfico inicial, una cota de hasta +15 metros, y acceso directo desde el mar siguiendo el cauce actual del río. Lleno de curiosidad, comencé a seleccionar las hojas del cartográfico del IGN correspondientes a la "isla", que resultaron ser las denominadas (*). Para mi sorpresa, la zona era, precisamente, el pinar de la Algaida. Me dispuse, por tanto, a investigar la zona con más cuidado. Miré primero la zona en Google Earth, pero para mi desgracia no es una zona que aporte muchos detalles. En primer lugar, por que está cubierta de pinos, con una densidad asombrosa, lo que no permite adivinar la topografía subyacente. No deja de llamar la atención el hecho chocante del pinar situado en medio de la marisma, aislado de todo lugar similar, lo que podría indicar un terreno de naturaleza diferente a los sedimentos de arena del resto (*qué tipo de terreno necesitan los pinos, pinares cerca de dunas). En segundo lugar, el mosaico de fotos del programa tiene, precisamente, una discontinuidad entre dos de ellas justo en medio del pinar.

Bien, entonces decidí seguir con el cartográfico del IGN. Saqué impresas cuatro hojas de la zona del pinar a mayor escala, y para mi sorpresa el terreno no sea en absoluto plano, a diferencia del de las marismas circundantes. Me puse entonces a trazar sobre un papel de croquis las zonas que superaban una determinada cota, 7 metros sobre el nivel del mar (también tracé la de 10 m), y de pronto surgió el trazado de la ciudad.

 

Vínculo a imagen a 1200 pp.)

¿La ciudad de Tartessos? No lo sé, lo cierto es que a mi vista fueron surgiendo una serie de terrazas, elementos lineales y abruptos, inusuales en aquella zona. No logro identificar su forma global, pero ahí debajo hay algo singular. Ahí dejo los dibujos; ya he quedado con mi familia en coger, un verano de estos, una pala, y…