TARTESSOS BEREBER

 
                                                     

EL ESTADO ACTUAL DE LA INVESTIGACIÓN DE

LA PREHISTORIA DEL NORTE DE ÁFRICA Y DEL SAHARA.

 

  ALMAGRO BASCH, Martín. Instituto de Estudios Africanos, Madrid.

 

 

 

 

 

LA INVESTIGACIÓN PREHISTÓRICA Y LA RECONSTRUCCIÓN HISTÓRICA DEL ÁFRICA DEL NORTE

 

El Neolítico del Sahara Occidental

Más hacia el Oeste, por las regiones de Tanesruf del Sahara mauritano, hallamos la prolongación de esta misma corriente cultural del Neolítico sahariano, aunque aún no está suficientemente documentada y definida. El Neolítico de esta zona queda caracterizado por su excelente cerámica, por sus ricas y variadas puntas de flecha y por la bella industria de arpones. Las estaciones al sur de Tanesruf Tilen-si, Tames-nar ofrecen los mejores hallazgos de toda el área.

 

La decoración de la cerámica muestra impresiones movidas y la técnica de las incisiones combinadas con zonas sin decorar, pero cuidadosamente pulimentadas; las arcillas usadas para la fabricación de esta cerámica son muy buenas. Hay huevos de avestruz bien grabados; las piedras grabadas o esculpidas son raras, en tanto que son muy frecuentes los recipientes o utensilios fabricados con piedras duras. Hay objetos de adorno, sobre todo cuentas de huesos de avestruz y de piedra. Lo más digno de señalar es que toda esta zona, como las regiones de más al Este hacia el Hoggar, parece quedan fuera de la influencia capsiense.

 

Tampoco llegan hacia aquí y más al oeste las bellas pinturas rupestres, pero sí se nos ofrecen grabados que no faltan tampoco más al Oeste hacia Mauritania y el Sahara español. La provincia artística que nos ofrece esta última región parece debería relacionarse con algunos yacimientos que aparecen hacia el suroeste del Atlas marroquí y argelino. Así resulta que el neolítico del Sahara atlántico se nos ofrece como una provincia muy compleja Los huevos de avestruz grabados aparecen no solamente al norte de Rio de Oro -como ha dicho Camps Fabrier-, sino a lo largo de toda la zona hasta la bahía la Agüera, que nosotros hemos podido explorar y en otros yacimientos del interior como Mahbes.

 

Ello enlazaría esta región con la cultura de tradición capsiense. Pero los hallazgos arqueológicos, sobre todo la cerámica enlaza, no con el norte,como se ha supuesto, sino que todos los materiales que hemos hallado son parecidos a los que ofrecen las regiones del Tanesruf y el Tenére. Los vasos decorados de los concheros del Sahara Español, desde la Sequia el Hamra y más al Norte basta la Agüera, y lo mismo el del interesante yacimiento de Mahbes, se parecen totalmente a las cerámicas del sur de Sahara y del Sudán y no a los de Marruecos. También aparecen vasos tallados en piedras duras como los de estas regiones. Igualmente, la industria ósea nos ofrece los mismos elementos de arpones y punzones que hallan sus paralelos en los yacimientos citados del Sur del Sahara. Sólo el rico arte rupestre que vamos descubriendo y estudiando tiene dentro de una personalidad evidente, claras características que le unen a otros de hacia el Norte, como los de la zona desértica del Sur del Atlas y los niontes de Uarga, aunque no debemos olvidar que algunos hallazgos, como las figuras grabadas, recientemente descubiertas en la cueva de Ausert en el Tirig parecen relacionarse con otras que han aparecido hacia el Hoggar y al sur del Sahara.

 

Para fechar las manifestaciones culturales de estas regiones meridionales y occidentales del Sahara tenemos los yacimientos de Sus-Marin, en el Adrar Tin-Terin (Sahara Central), donde el Neolítico típico sahariense de la región se ha podido datar en el 2770 ± 250 a. de Jesucristo.

 

Otro yacimiento, el de Tamanrasset II, en el Sahara Meridional, ha dado la fecha de 1380 ± 250 a. de J. C. para una sepultura neolítica simple. Otro yacimiento de tipología paralela, el de Zmeilet Barka, se ha fechado hacia el 1000 a. de J. C. Luego a esta cultura neolítica y a sus enterramientos simples, los suceden por todo el Sahara los monumentos funerarios tumulares de tipología diversa y aún imprecisa evolución y cronología. Parecen ofrecer inhumaciones de gentes mediterráneas que fueron apartando la presión más o menos negroide que había penetrado en todo el sur del extenso Sahara. Proceden, evidentemente, de los enterramientos megalíticos del tell mediterráneo del Magreb.

 

Durante todo el último milenio a. de Jesucristo estas gentes se expanden por el Sahara central y meridional hacia el Este y el Oeste. Ya han podido fecharse varias de estas típicas sepulturas que ilustran el paisaje monótono de todo el desierto continuamente; unas veces solas, otras formando pequeños grupos. Las excavadas en Tejerlis dieron la fecha del 849 ± 120 a. de J. C. Otras de El Barkat aportaron la fecha del 659 ± 120 a. de J. C. Más moderna es aún la fecha del 10 ± 160 a. de J. C. lograda para el túmulo de Wadi Montana en el Ferkane. También en algunos lugares del Immidir, como Ahelane, se ha podido realizar análisis polínicos que nos aseguran que ya a lo largo de¡ primer milenio a. de J. C. se había terminado el último período húmedo que había beneficiado al Sahara.

 

Así, en gran parte, todo este período de la historia del Sahara marcado por la creciente desertización, corresponde a la influencia que ejercen en el norte las culturas mediterráneas, que acaban haciendo posible primero el reino númida y luego la penetración romana, cuya enorme presión debió desplazar hacia el Sahara a muchos pueblos que habitaban el tell y su periferia y a los que corresponde el influjo de estas sepulturas tumulares antes citadas.

 

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