5.- Relación del bereber, egipcio y de las lenguas usko-mediterráneas
El capítulo XVI trata de las relaciones de las lenguas usko-mediterráneas
del subtítulo, y en el espacio de cuatro páginas los autores nos
ofrecen las tablas de parentesco de determinadas voces. No tenemos
espacio suficiente para examianr todo el acervo de palabras de tales
páginas (por lo demás, muchas examinadas ya más arriba). Nosotros
nos hemos esforzado a lo largo de este artículo por destacar el
influjo que el latín y las lenguas románicas han tenido en el léxico
tradicional vasco. En los citadas tablas más de una cuarta parte de
las voces es de origen latino-románico, y la relación de parentesco
de muchas otras respecto al léxico euskérico queda no resuelto.
Véanse, a continuación, únicamente voces del listado no examinadas
hasta el presente, como koba, zuku (jugo, aguan caliente ?), kaxa,
kitu (kitto).
KOBA “cueva”, lat. covam, llegado al euskara, quizás, a través de
una lengua románica. Kuba es, a veces, para los autores variante de
kua (siendo a considerar, en este caso, el lat. cunam).
ZUKU “Agua caliente”. Si la versión se interpreta próxima al
significado de “jugo” habría que recurrir al lat. succum, con
predorsal vasca y mantenimiento de la oclusiva sorda del latín. Cfr.
LEEE, 40, 43, 46.
KAXA “caja, ataúd”. Acaso, desde el latino capsam, aunque vía
románica, siendo kutxa fonéticamente más antigua que el cast. caja.
Cfr. Corominas, Breve Dic. Et. 117.
KITU “en paz”. En nuestra opinión kitu es sino una mera variante del
kitto, llegado, a su vez, al euskara desde el cast. quieto (con
desapareción del diptongo castellano -y palatalización de la
dental-). Cfr. LEEE, 178.
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Tras la crítica efectuada a numerosas aportaciones lexicales del
original, no quisiéramos alargarnos más. En nuestra opinión la tesis
reflejada en el libro Egipcios, bereberes, guanches y vascos queda
sin probarse por hoy, por cuanto que una buena parte del contenido
de los textos es interpretado a a través del léxico vasco,
precisamente, prestado tardíamente por el latín y las leguas
derivadas latinas del entorno, habiendo, además, en la versión otros
escollos desde el ángulo de la morfología y sintaxis euskéricas.
Tal como afirmábamos en la introducción, el hecho de que el euskara
sea –como lengua- algo aislado dentro del nomenclátor de los
diversos linajes de idiomas de Europa no faculta a ninguno por
decidirse en pro de teorías osadas o temerarias. En efecto, para
muchos autores el vascuence –lo mismo que para los vasco-iberistas
durante siglos- es un idioma tentador por su realidad de lengua
desconocida o esotérica, poseedora de características del todo
especiales, pero ello no justifica el que desde ese esoterismo se
hagan deducciones de rango más extenso. A nuestro entender, aún
queda mucho camino por hacer antes de levantar teorías de
pretensiones excesivas, y, mientras tanto los vascos exigimos a
todos que se acercan al misterio de de nuestro idíoma más respeto y
tiento.
(1) Véase este mismo artículo, con ciertos cambios, en EGAN,
2002-1/2, páginas 79-118, en lengua vasca, bajo el epígrafe de
“Egipcios, bereberes, guanches y vascos”, intuizio filologikoaren
bidea?”.